Alce la nariz y miré como
se expandía la noche sobre mi cabeza -el cielo con todas sus estrellas y todas sus lunas y todos sus trozos de material
radioactivo-, y observé como, en el mismo instante, lo inmenso se encogía y estallaba
contra la superficie de mi frente.
domingo, abril 28, 2013
lunes, abril 15, 2013
La mujer más fea del mundo
Pastrana
visitó las principales metrópolis del mundo occidental deslumbrando con los
acuáticos ajetreos de su vals, con el timbre de su voz, con el prodigio de su risa. Pastrana fue
requerida de amores por veinte individuos y, cuando se corporizó el inevitable hombre
de prensa, ella alegó que ninguno era lo
suficientemente rico. Pastrana llegó a alzarse 1.34 metros sobre la superficie
del suelo y fue vista en este planeta más tiempo del que corresponde, más
tiempo de lo humanamente soportable. Su historia empezó en Sinaloa, México. Se
dice que una india llamada Espinosa había desaparecido repentinamente en 1830 y
que solo años después fue encontrada, casualmente, por unos vaqueros. Espinosa habría
asegurado haber sido encerrada en una cueva por un grupo de hostiles, en una
zona atestada de animales enfurecidos. Espinosa iba acompañada de una niña de 2
años llamada Pastrana. Y cuando Espinosa repentinamente dejó este mundo Pastrana
optó por trabajar como sirvienta. Sin embargo, en abril de 1854, deseosa de exorcizar
su nostalgia, decidió volver a sus serranías. El viaje fue largo y claramente laberíntico.
Recién arribó a la aldea de sus ancestros el 13 de febrero del 2013, en medio
de una insólita ceremonia en la que participaron autoridades y miembros de la
prensa local, nacional e internacional. ¿Qué ocurrió?
En
el camino se topó con un norteamericano. Un tipo de ojos elocuentes y boca
grande y pálida que le hizo una propuesta irresistible. Y así visitaron
Cleveland y asistieron a galas militares. Se dice que soldados bravos y
extremadamente apuestos hacían cola para bailar con ella. Se dice que ella giraba,
que brotaba música. Pero en el momento más elevado de su notoriedad Pastrana se
animó a cruzar el océano. Charles Darwin escribió entonces: «Pastrana es una mujer extraordinariamente
fina pero tiene una gruesa barba y frente velluda. Tiene en ambas quijadas,
superior e inferior, una irregular doble hilera de dientes. Una hilera colocada
dentro de la otra, de la cual el doctor Purland ha tomado una muestra. Debido
al exceso de dientes, su boca se proyecta hacia adelante.» [1] (Es
probable que el momento más desconcertante de la vida de Pastrana ocurriera cuando
alguien sugirió que era completamente ajena a la especia humana.) Continuando
su gira, en Leipzig protagonizó Der
curierte Meyer, una obra de teatro escrita especialmente para ella. Trataba
de un hombre que se enamoraba de una tapada limeña. Cuando el pretendiente no
estaba en escena Pastrana descubría una sonrisa. El público estaba obligado entonces a sofocar su
regocijo. Pero la policía alemana puso espías en la sala y el teatro fue finalmente
clausurado. En 1857 su manager reapareció luego de un fin de semana perdido y
exigió, finalmente, la mano de Pastrana. En Viena, crecientemente posesivo, la incitó a someterse
a exámenes fisiológicos. Luego le prohibió, terminantemente, salir a plena la
luz del sol. Cuando por fin llegaron a Moscú, en medio de aquella zarandeada
gira, Pastrana dio a luz a un bebé peludo que falleció a las 35 horas. Tristemente
Pastrana lo siguió cinco días después.
Momentáneamente
desconcertado, el marido solo atinó a vender los cadáveres. El profesor Sukolov,
de la Universidad de Moscú, luego de
algunas insólitas anotaciones para la historia de la medicina, optó por
aplicarles un tratamiento de su invención. A diferencia de las momias del
antiguo Egipto, la de Pastrana y su pequeño hijo retenían su color, forma y
apariencia, creando la ilusión de un beatífico
sueño eterno. Sukolov las acomodó en el museo de la Universidad, ella ataviada
con uno de sus lujosos trajes de baile, él como un marinerito. Las multitudes,
sin embargo, atrajeron también al manager, que rápidamente extrajo su
certificado de matrimonio. Con su familia nuevamente reunida tomó la decisión
de regresar a Inglaterra con ilusiones renovadas. Y es así que en 1864 este afortunado
individuo conoce a una mujer con una condición similar a la de Pastrana y la pide
en matrimonio. El espectáculo se anunciaba como la hermana de Pastrana velando
el sueño de Pastrana. O tal vez como Pastrana renacida contemplando su antigua
manifestación. Por desgracia en 1880 el manager sufrió un ataque de nervios y fue
retirado a un manicomio. Los restos de la mujer más fea del mundo, sin embargo,
continuaron su camino. Circos, cámaras de los horrores, museos de cera, hasta arribar
finalmente a algún polvoriento depósito de alguna universidad de Noruega. Allí,
durante décadas, permaneció Julia Pastrana contemplando a los roedores.
Finalmente, por iniciativa de algún bienaventurado, en Febrero de 2013, sus restos fueron oficialmente
entregados a las autoridades Mexicanas. Yacen en lo alto de un cerro (con vista
a su soleada aldea natal).
[1] En The
Variation of Animals and Plants Under Domestication, vol. II. John Murray.
Londres. 1868. P. 328.
Ilustración: H. Konig Retrato de Julia Pastrana.
jueves, abril 04, 2013
Ese olvido que eres
¿Ha tenido usted un
gran amor?, le pregunté, y el otro contempló su plato de ceviche con
intensidad. Sí, confidenció, hace años una mujer me hizo muy feliz y muy
desdichado. Yo empujé con el índice su vaso de cerveza aún con espuma y ataqué:
Pero ya la habrá usted olvidado. El otro mordisqueó una inútil lechuga. Entonces
soltó: Como no, sí hasta el día de hoy la estoy olvidando.
Ilustración:
Lubomir Bukov.
lunes, marzo 25, 2013
Woody Allen se
preguntaba si el pasado contiene algo que tenemos, que nos enriquece, o es lo
que se ha diluido en el recuerdo y está definitivamente perdido. ¿Pero y el
futuro? Dicen que la ilusión es el bien más preciado porque posee una realidad
de prodigiosa calidad. Lo que podríamos poseer es entonces nuestra más preciosa
(o poderosa) posesión. Sin la ilusión no podemos ni siquiera ser infelices.
Ilustración: CMYK layering por Billy Kidd
viernes, marzo 22, 2013
Uno de los grandes
enigmas es por qué dormimos. Resulta mejor estar alerta (considerando el trotar
de los depredadores). Y, desde el otro punto de vista, no tiene sentido perder
el tiempo revolcándose con la almohada cuando uno podría estar acechando por
ahí. Pero todos duermen. Incluso los insectos que están revoloteando sobre la
faz de la tierra hace ya más de cuatrocientos millones de años. En los ochenta, Allan Rechtschaffen y Bergmann Bernard, ambos investigadores del sueño
de la Universidad de Chicago, realizaron lo que hoy se considera uno de los
experimentos clásicos en el campo. Demostraron que las ratas, cuando están
totalmente privadas de sueño, caen muertas después de dos o tres semanas. Pero
Rechtschaffen y Bergmann nunca pudieron averiguar la causa (exacta) del
misterioso deceso. Rechtschaffen escribió: "si el sueño no desempeña una función con sentido,
es un error garrafal de la evolución." Uno más.
Ilustración:
Ilya Zomb.
jueves, marzo 21, 2013
“Si para ganarse la
vida tiene ahora que vender algo, no se vaya a dedicar a vender cosas pequeñas,
como escobas o planchas. Eso da mucho trabajo, deja poco dinero, y por lo
general la gente ya tiene una escoba y una plancha. Venda acorazados. Con uno
que venda tiene resuelto el problema suyo y de su esposa para toda la vida”.
(Recomendación del chileno José Santos González Vera al guatemalteco Augusto
Monterroso)
Ilustración:
Man Ray. Le cadeau.
martes, marzo 19, 2013
Ojos llenos de sol
Al ojo entra radiación electromagnética y
un impulso codificado es lo que estalla. Nuestros órganos sensoriales son atacados
por fragmentos de energía. Toda esa información es algo abstracto modulado por
un medio tan físico (el guiso de la gramática). El dato que colisiona contra la
superficie es la luz (que quema el ojo). Es el deslumbramiento.
jueves, marzo 14, 2013
miércoles, marzo 06, 2013
Giannotto, Abraham y el Espíritu Santo
Tal como yo, graciosas señoras, he oído decir, hubo en París
un gran mercader y hombre bueno que fue llamado Giannotto de Civigní, lealísimo
y recto y gran negociante en el rango de la pañería; y tenía íntima amistad con
un riquísimo hombre judío llamado Abraham, que era también mercader y hombre
harto recto y leal. Cuya rectitud y lealtad viendo Giannotto, empezó a tener
gran lástima de que el alma de un hombre tan valioso y sabio y bueno fuese a su
perdición por falta de fe, y por ello amistosamente le empezó a rogar que
dejase los errores de la fe judaica y se volviese a la verdad cristiana, a la
que como santa y buena podía ver siempre aumentar y prosperar, mientras la
suya, por el contrario, podía distinguir cómo disminuía y se reducía a la nada.
El judío contestaba que ninguna creía ni santa ni buena fuera de la judaica, y
que en ella había nacido y en ella entendía vivir y morir; ni habría nada que
nunca de aquello le hiciese moverse. Giannotto no cesó por esto de, pasados
algunos días, repetirle semejantes palabras, mostrándole, tan burdamente como
la mayoría de los mercaderes pueden hacerlo, por qué razones nuestra religión
era mejor que la judaica.
Y aunque el judío fuese en la ley judaica gran maestro, no
obstante, ya que la amistad grande que tenía con Giannotto le moviese, o tal
vez que las palabras que el Espíritu Santo ponía en la lengua del hombre simple
lo hiciesen, al judío empezaron a agradarle mucho los argumentos de Giannotto;
pero obstinado en sus creencias, no se dejaba cambiar. Y cuanto él seguía
pertinaz, tanto no dejaba Giannotto de solicitarlo, hasta que el judío, vencido
por tan continuas instancias, dijo:
Ya, Giannotto, a ti te
gusta que me haga cristiano; y yo estoy dispuesto a hacerlo, tan ciertamente
que quiero primero ir a Roma y ver allí al que tú dices que es el vicario de
Dios en la tierra, y considerar sus modos y sus costumbres, y lo mismo los de
sus hermanos los cardenales; y si me parecen tales que pueda por tus palabras y
por las de ellos comprender que vuestra fe sea mejor que la mía, como te has
ingeniado en demostrarme, haré aquello que te he dicho: y si no fuese así, me
quedaré siendo judío como soy.
Cuando Giannotto oyó esto, se puso en su interior
desmedidamente triste, diciendo para sí mismo: «Perdido he los esfuerzos que me
parecía haber empleado óptimamente, creyéndome haber convertido a éste; porque
si va a la corte de Roma y ve la vida criminal y sucia de los clérigos, no es
que de judío vaya a hacerse cristiano, sino que si se hubiese hecho cristiano,
sin falta volvería judío».
Y volviéndose a Abraham dijo:
Ah, amigo mío, ¿por
qué quieres pasar ese trabajo y tan grandes gastos como serán ir de aquí a
Roma? Sin contar con que, tanto por mar como por tierra, para un hombre rico
como eres tú todo está lleno de peligros. ¿No crees que encontrarás aquí quien
te bautice? Y si por ventura tienes algunas dudas sobre la fe que te muestro,
¿hay mayores maestros y hombres más sabios allí que aquí para poderte esclarecer
todo lo que quieras o preguntes? Por todo lo cual, en mi parecer esta idea tuya
está de sobra. Piensa que tales son allí los prelados como aquí los has podido
ver y los ves; y tanto mejores cuanto que aquéllos están más cerca del pastor
principal. Y por ello esa fatiga, según mi consejo, te servirá en otra ocasión
para obtener algún perdón, en lo que yo por ventura te haré compañía.
A lo que respondió el judío:
Yo creo, Giannotto,
que será como me cuentas, pero por resumirte en una muchas palabras, estoy del
todo dispuesto, si quieres que haga lo que me has rogado tanto, a irme, y de
otro modo no haré nada nunca.
Giannotto, viendo su voluntad, dijo:
¡Vete con buena
ventura! y pensó para sí que nunca se
haría cristiano cuando hubiese visto la corte de Roma; pero como nada se
perdía, se calló.
El judío montó a caballo y lo antes que pudo se fue a la
corte de Roma, donde al llegar fue por sus judíos honradamente recibido; y
viviendo allí, sin decir a ninguno por qué hubiese ido, cautamente empezó a
fijarse en las maneras del papa y de los cardenales y de los otros prelados y
de todos los cortesanos; y entre lo que él mismo observó, como hombre muy sagaz
que era, y lo que también algunos le informaron, encontró que todos, del mayor
al menor, generalmente pecaban deshonestísimamente de lujuria, y no sólo en la
natural sino también en la sodomítica, sin ningún freno de remordimiento o de
vergüenza, tanto que el poder de las meretrices y de los garzones al impetrar
cualquier cosa grande no era poder pequeño. Además de esto, universalmente
golosos, bebedores, borrachos y más servidores del vientre (a guisa de animales
brutos, además de la lujuria) que otros conoció abiertamente que eran; y
mirando más allá, los vio tan avaros y deseosos de dinero que por igual la
sangre humana (también la del cristiano) y las cosas divinas que perteneciesen
a sacrificios o a beneficios, con dinero vendían y compraban haciendo con ellas
más comercio y empleando a más corredores de mercancías que había en París en
la pañería o ningún otro negocio, y habiendo a la simonía manifiesta puesto el
nombre de «mediación» y a la gula el de «manutención», corno si Dios, no ya el
significado de los vocablos, sino la intención de los pésimos ánimos no
conociese y a guisa de los hombres se dejase engañar por el nombre de las
cosas.
Las cuales, junto con otras muchas que deben callarse,
desagradaron sumamente al judío, como a hombre que era sobrio y modesto, y
pareciéndole haber visto bastante, se propuso retornar a París; y así lo hizo.
Adonde, al saber Giannotto que había venido, esperando cualquier cosa menos que
se hiciese cristiano, vino a verle y se hicieron mutuamente grandes fiestas; y
después que hubo reposado algunos días, Giannotto le preguntó lo que pensaba
del santo padre y de los cardenales y de los otros cortesanos. A lo que el
judío respondió prestamente:
Me parecen mal, que
Dios maldiga a todos; y te digo que, si yo sé bien entender, ninguna santidad,
ninguna devoción, ninguna buena obra o ejemplo de vida o de alguna otra cosa me
pareció ver en ningún clérigo, sino lujuria, avaricia y gula, fraude, envidia y
soberbia y cosas semejantes y peores, si peores puede haberlas; me pareció ver
en tanto favor de todos, que tengo aquélla por fragua más de operaciones
diabólicas que divinas. Y según yo estimo, con toda solicitud y con todo
ingenio y con todo arte me parece que vuestro pastor, y después todos los
otros, se esfuerzan en reducir a la nada y expulsar del mundo a la religión
cristiana, allí donde deberían ser su fundamento y sostén. Y porque veo que no
sucede aquello en lo que se esfuerzan sino que vuestra religión aumenta y más
luciente y clara se vuelve, me parece discernir justamente que el Espíritu
Santo es su fundamento y sostén, como de más verdadera y más santa que ninguna
otra; por lo que, tan rígido y duro como era yo a tus consejos y no quería
hacerme cristiano, ahora te digo con toda franqueza que por nada dejaré de
hacerme cristiano. Vamos, pues, a la iglesia; y allí según las costumbres
debidas en vuestra santa fe me haré bautizar. (Fragmento del Decameron, de G. Boccaccio.)
sábado, marzo 02, 2013
jueves, febrero 28, 2013
Construimos una
interpretación para soportar la incertidumbre. Tenemos la fantasía de tomar el
control de la verdad a través de un sistema de ideas. La filosofía, la ciencia,
la historia, la sicología diseñan certezas que el tiempo demuestran efímeras.
El único momento en que (realmente) la fantasía de tomar el control de la
verdad resulta verídico se da cuando conscientemente ejercitamos la ficción.
Ilustración:
Antonio López.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
El efecto misterioso de la violencia de Dios
Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...
-
A pocos metros de la calle Puente Bolognesi, entrando al antiguo callejón del Solar, quedaba la picantería El Gato Negro. Fue la primera p...
-
Edmundo de los Ríos fue uno de esos enigmáticos escritores con una obra excesivamente secreta. Tal vez eso tiñó su destino. Tal vez su te...
-
La mujer abrazó su pierna y posó su rostro sobre la preciosa rodilla. Quería echarse a llorar. Con lágrimas lentas. De cristal. Quería ec...