viernes, julio 21, 2023

El viejo truco


Según Girolamo Benzoni, luego de la llegada de los españoles, los nativos del Caribe no encontraron otra solución ante el bárbaro sometimiento que lanzarse desde altos acantilados. Los europeos, alarmados por la escasez de mano de obra, frenaron la epidemia persuadiendo a los indios de que ellos también se matarían para hostigarlos en el otro mundo con crueldades aún peores.

lunes, julio 17, 2023

¿La vida es un cover?


Hace años escuché que deambulaba por las calles de Arequipa un poeta joven al que llamaban Arbusto. Me dijeron que era sospechoso de esa modalidad de activismo que pretende que en el muro más inocuo aparezca una frase misteriosa, inquietante, incluso irónica. Luego alguien me contó que era convicto director de una de esas revistas urgentes que se hacen con Xerox y que sus autores las distribuyen aleatoriamente los viernes justo antes de perderse para siempre en las profundidades de la calle San Francisco. Entonces recordé que los jóvenes se caracterizan por los cambios emocionales, el acné, la experimentación,  la toma de riesgos, la flexibilidad, la exploración de la identidad, pero que el claro distintivo en un poeta novísimo es la grafomanía; escribir y escribir; en todo lado.

Hace no mucho un escritor español provocó un escándalo porque afirmó que los lectores de poesía son una especie extinta, que nadie lee poesía, que la poesía ha muerto. Pero el pobre hispánico era algo miope. Ya nadie lee poesía pero hay un millón de poetas que escriben frenéticamente como si no se fuese a acabar el mundo. Uno de los más interesantes es Augusto Carrasco, que hace unos meses publicó un libro lleno de versos de una belleza intensamente contemporánea. 

Aquí va una lista al azar:

Un día abriré mi corazón como el leñador que parte una sandía

La muchacha que dejaste en un parque con el corazón roto como la pata de un pájaro atropellado

Repito esa imagen tuya bajo la lluvia tras la barricada de pixeles

Abatido por las nuevas ideas que se cosen a tu rostro

Enterrada bajo el ardiente orín de los perros

Fácil sería arrancarse el brillo de los ojos con una navaja

Algo especialmente llamativo en este libro es que la geografía de Arequipa parece coincidir con el espacio vital de Carrasco. A lo largo de las 170 páginas del poemario se menciona no solo ciertos lugares entrañables sino que aparecen como extravagantes protagonistas casi todos los distritos bajo la tutela del volcán Misti. Incluso hace incursiones al balneario de Mollendo y se las arregla para llegar hasta Aplao. Eso es un detalle quizá no demasiado relevante, pero probablemente tipos como Guillermo Mercado, Percy Gibson y hasta el granítico Atahualpa Rodriguez mostrarían algo de asombro, porque es una rara manera de celebrar a su tan amada ciudad. En realidad Carrasco no solo está marcando su territorio, sino que lanza su propuesta de cómo poetizar una provincia de fuerte personalidad, cuya rasgo distintivo resulta en ser el escenario de la aventura existencial de un tipo llamado Augusto Carrasco.

En cuanto al estilo se puede decir que este es un libro con pretensiones corales ya que en sus seis secciones ensaya diversas modalidades de la poesía experimental. Hay un poco de todo, pero son llamativas la parte de surrealismo sureño sazonado con una pizca de Oquendo de Amat y las páginas trabajadas con poesía gráfica o tipográfica. Pero el logro más consistente no está tanto en los diversos tipos de caligrafía, sino en el léxico, en las imágenes, en las metáforas. Haciendo uso de la varita mágica de la poesía transforma palabras y expresiones insulsas de la vida cotidiana de este siglo XXI en versos memorables. Y al llegar a los anexos queda claro que la novísima poesía de Arequipa se muestra innovadora, ambiciosa,  y a la altura de estos sorprendentes tiempos que nos han tocado.

miércoles, julio 12, 2023

Observando a una persona excluida del futuro


La negra y húmeda nariz del perro es sensitiva. Sus redondos ojos permanecen fijos, la cabeza ladeada. A pocos pasos un niño contempla también, con todos sus jóvenes músculos en tensión. El óvalo de su cabeza está abrigado por una gorra oscura. Sus grandes orejas permanecen cuidadosamente ocultas. Los ojos del perro y del niño están fijos en el mismo lugar. Malamente recostado contra la pared, un hombre de mediana edad no deja escapar ni el más mínimo ronquido. La corbata permanece fiel sobre la hilera de botones, pero está feamente manchada de rojo. La sangre ha oscurecido también el pantalón y ha alcanzado el asqueroso piso del callejón. Los ojos del individuo están muy abiertos, pero no parecen mirar nada en particular. Al niño le han asegurado que cuando alguien muere desfilan todos los días de su vida. Con sigilo, el niño da un paso adelante. Estudia los grandes ojos congelados. Son grandes, extasiados, negros. El niño nota que un mechón de cabello flota dislocado sobre la frente del hombre y alza la mano derecha. El perro suelta un corto ladrido y exhibe los dientes con un inquietante gruñido. El niño, llevado por un rápido impulso, coloca la punta de su índice contra aquella cabeza que, de pronto, se desplaza unos centímetros hacia la derecha. El niño, entonces, retrocede como impulsado por un resorte, y dando ágilmente media vuelta empieza a correr. El perrillo lo sigue, ladrando, victorioso.

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...