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lunes, junio 01, 2020

Retrato del más trágico escritor mexicano trazado en 1958 por Elías Nandino




Jorge Cuesta se aplicaba dosis de enzimas ácido tartárico y hasta ergotina

Su frente amplia y su mentón adelantado no tenían deuda alguna 

Su cárcel molecular había sido abolida

La magia la inteligencia y el microscopio se daban cita en Jorge Cuesta

Irradiaba como el radium Jorge Cuesta irradiaba como el radium

Este escritor se hacía presente porque irradiaba como el radium

Era además Jorge Cuesta el ventrílocuo de sí mismo 

Cuando hablaba no se sabía de dónde venía su voz

Caminaba con la medida matemática de un compás 

Caminaba sin doblar las rodillas

Caminaba acarreando células que no encajaban con otras células

Jorge Cuesta había sido hecho con alguna tristeza petrificada 

Y justo al atardecer el peso de su cráneo pesaba más de lo que pesaba su cráneo


Ilustración: A. R. Penk

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