domingo, abril 28, 2013



Alce la nariz y miré como se expandía la noche sobre mi cabeza -el cielo con todas sus estrellas y  todas sus lunas y todos sus trozos de material radioactivo-, y observé como, en el mismo instante, lo inmenso se encogía y estallaba contra la superficie de mi frente.

Libre como un barco perdido en el mar

Durante la segunda mitad del siglo XX, Per Tangvald navegó los océanos como si fueran extensiones naturales de su alma. Los conocía con la f...