domingo, abril 28, 2013



Alce la nariz y miré como se expandía la noche sobre mi cabeza -el cielo con todas sus estrellas y  todas sus lunas y todos sus trozos de material radioactivo-, y observé como, en el mismo instante, lo inmenso se encogía y estallaba contra la superficie de mi frente.

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...