jueves, noviembre 19, 2020

Vivir significa estar plagado de parásitos



Por: James Somers. The New Yorker. 2 de Noviembre 2020


Una vida de inagotable emergencia era la rutina de nuestros antepasados hace unos cuatro mil millones de años. En un mundo desolado, árido, cada ameba unicelular era una concentración desbordante de recursos. Pero vivir significaba estar plagado de parásitos. El gigante Mimivirus solía disfrazarse de comida y cuatro horas después de ser devorado revelaba su verdadera identidad interviniendo a la ameba. La convertía  en una fábrica de virus. Pero el  Mimivirus tenía sus propios parásitos. Una vez dentro, actuaban sobre la fábrica del Mimivirus. Este truco fue tan exitoso que, finalmente, las amebas integraron los genes de los parásitos en sus propios genomas, creando una de las primeras armas del sistema inmunológico.

Leones que devoran antílopes es la imagen que se nos viene a la mente cuando pensamos en la "supervivencia del más apto". Pero la enfermedad, la depredación de los parásitos sobre sus anfitriones, es en realidad la fuerza más poderosa de la evolución. “Cada fase de la vida ha sido seleccionada para tratar de evitar el parasitismo”, me dijo Stephen Hedrick, inmunólogo de la Universidad de California en San Diego. “El parasitismo ha impulsado la evolución con feroz intensidad porque es un interminable asunto de vida o muerte. Y es una coevolución". Siempre que un anfitrión desarrolla una defensa inmune, recompensa perversamente la supervivencia de los parásitos que logran sobrevivir. Los anfitriones, mientras tanto, tienden a estar en desventaja evolutiva. "Las poblaciones bacterianas o virales son inconmensurables", escriben Robert Jack y Louis Du Pasquier en "Conceptos evolutivos en inmunología", y la enorme variación que las caracteriza le da a la selección natural muchos organismos candidatos sobre los que trabajar. Los virus y las bacterias también se reproducen medio millón de veces más rápido que nosotros. Dada esta "brecha generacional", escriben Jack y Du Pasquier, "uno podría preguntarse cómo demonios hemos podido sobrevivir".

Una pista proviene de la ameba Dictyostelium discoideum. Pasa gran parte de su vida merodeando solitaria, comiendo aquí y allá. Pero, cuando la comida escasea, libera moléculas que sirven como señal de agrupamiento para otras de su tipo. Las amebas se fusionan, formando un superorganismo de hasta cien mil miembros. Para que este recurso sea efectivo, casi todas las amebas deben renunciar a su capacidad de comer para que no se aprovechen unas de otras. Las pocas que lo retienen no comen por sí mismas; más bien, tragan los desechos y los eliminan para proteger al organismo. Las otras amebas, liberadas de las cargas del ataque y la defensa, forman un "cuerpo fructífero" que libera esporas para la reproducción. Aunque ninguno de los individuos sobreviviría por su cuenta, el colectivo prospera.

Versión de O. Ch.

Ilustración: Guillermo Kuitca.


miércoles, noviembre 18, 2020

Mensaje para el naturalista Charles Robert Darwin


 ¿Por qué ese organismo unicelular se quedó como organismo unicelular? ¿Que los hizo detenerse en el punto de partida? Los monos trabajaron duro durante algunos miles de millones de años y ya son monos. Y nosotros hemos avanzado tanto que hasta añoramos ya los viejos buenos tiempos justo antes del primer organismo unicelular.

Ilustración: Timofeev

jueves, noviembre 05, 2020

El terno de Lenin


Por: David Remnick. (La Tumba de Lenin).

Una mañana, el Komsomolskaya Pravda publicó un artículo acerca de una mujer que había trabajado durante años como costurera en la sastrería secreta que mantenía el KGB para disfrute de los mandatarios del país. Klava Lyubeshkina cosía trajes para todos, desde el cadáver embalsamado de Lenin («cada dieciocho meses la tela comenzaba a perder su lustre original») hasta Gorbachov. La mujer informó al periódico, que los maniquíes de los miembros del Politburó se conservaban en armarios especiales que nadie, salvo los cortadores y los sastres, se atrevían jamás a tocar. «Trabajamos siempre detrás de puertas cerradas y rodeados de guardias armados. Dos o tres veces al año, un especialista del KGB viajaba al extranjero, generalmente a Austria o a Escocia, para comprar telas para los trajes.»
La policía secreta había abierto la tienda en 1938, en plena purga. Klava solo veía a sus clientes en los estudios de Vremya, y se refería misteriosamente a ellos como «unidades». Era una devota. Encendía el televisor expresamente «para ver si los trajes les quedaban bien o si estaban arrugados». Recordaba haber trabajado durante tres días y tres noches seguidas para terminar las hojas de laurel bordadas con hilo de oro para el nuevo ministro de Defensa, el mariscal Ustinov, así como la tacañería de Andrei Gromyko («siempre mandaba hacer arreglos, nunca un traje nuevo») y las pataletas de Mijail Suslov cuando la talla no le quedaba perfecta.
El sentimiento de Misterio que embargaba a Klava terminó un día cuando tres hombres vestidos con batas blancas la atacaron, le ataron los brazos a la espalda y la internaron en una clínica psiquiátrica. El KGB la había tomado por una disidente. Klava solicitó que la pusieran en libertad, diciendo que estaba confeccionando un traje para Yuri Andropov y que se encontraba «a medio hacer» en el estudio. Los agentes le permitieron utilizar el teléfono y pudo informar a sus colegas de dónde se encontraba. Pronto el KGB la dejó en libertad. Para compensar el «daño moral», el Estado le regaló a Klava un reloj japonés. Poco antes de jubilarse, en el año 1987, tuvo el placer de confeccionar un traje para Gorbachov. El nuevo jefe soviético la recompensó con una caja de bombones.
En su vejez, a Klava se le adjudicó una mísera pensión de cien rublos mensuales. Escribió al Kremlin solicitando un aumento, pero no consiguió nada. Sin embargo, no podía decirse que los bolcheviques carecieran de sentimientos. En 1991, Kryuchkov envió tarjetas de felicitación a todas las costureras con motivo del Día Internacional de la Mujer.

martes, octubre 20, 2020

La creencia de que los poetas usan la palabra poesía porque no se les ocurre otra mejor tal vez sea cierta


 

Cuentan que en una entrevista Blanca Varela expresó cierto fastidio con la poesía. No ha sido la única. Muchos poetas han exhibido su pérdida de fé con ademanes vigorosos. Y es que esa urdimbre de metáforas, de astutos adjetivos, de palabras que se encienden bajo condiciones controladas, de giros retóricos que ambicionan algún efecto perturbador no es otra cosa que un truco, un ejercicio esencialmente artificial. Algunos hacen aparecer un conejo, otros logran partir en dos a una mujer hermosa sin derramar una gota de sangre. Pero al fin y al cabo, si no se está de humor para someterse a las leyes de la licencia poética, todo resulta un asunto francamente estúpido, y hasta es fácil comprobar que detrás de bambalinas hay un jorobado o un enano moviendo los cables ocultos. Por otro lado, los que dedican tiempo de calidad a leer poesía no son los suficientes como para tener impacto entre los estadísticos. Así que tal vez algún honesto congresista podría lanzar un proyecto de ley. Que dejen de obligar a los pobres niños a memorizar los Heraldos Negros. Que se corra la voz que es ridículo el tipo que le dedica un poema a su amada. Que se llene con obras en prosa los anaqueles anteriormente consagrados a la poesía. Que se lance un anatema contra los juegos florales. Todas esas medidas son perfectamente razonables. Pero, escuchen bien, es imprescindible dejar constancia que la poesía no es más estúpida que la vida. Ni por asomo.

Infinito amor


Sajarov le dijo a su mujer:

¿Sabes lo que amo por encima de todo?

¿Qué?

Las emanaciones lejanas de radio.


viernes, septiembre 18, 2020

Sabe Dios


 

Es una película y uno de los personajes dice que no hay motivo para jactancia o arrepentimiento porque todo, absolutamente todo, ocurre por designio divino. Dios no existe -argumenta el interlocutor. 
Miro mi televisor. Es altamente probable que dios no exista, pero para estos tipos Dios sí existe. Absolutamente. Es un sujeto que sostiene una taza de café sentado frente a su laptop. Si espero hasta el final sabré su nombre exacto. Es el screenwriter. 
En cambio todos los minutos, todos los segundos que contienen la vida en este lado de la pantalla tienen demasiado material redundante, demasiadas incoherencias, demasiada perífrasis, demasiado tiempo muerto, demasiados asuntos previsibles como para poder imaginar que nosotros también somos parte de una obra de ficción. Pero quizá el screenwriter de la realidad trabaja para una raza con una mente sobrehumana que puede encontrar franco entretenimiento en esta clase de basura.

jueves, septiembre 10, 2020

La piedra, el gorrión y el espejo

Conocí a Heiner Valdivia hace muchos años en la sala de audiovisuales de la UNSA. Me dijeron que era un caso grave de cinefilia, que era un tipo que bajaba compulsivamente películas de todos los géneros y culturas. Se hablaba de él como de un auténtico acumulador que tenía catalogada prácticamente toda la producción cinematográfica del hemisferio occidental y grandes porciones del resto del mundo. Era además, cosa rara, un tipo generoso, pues una amiga común contó a los envidiosos que le había grabado una columna con cien películas independientes, de esas solo aptas para gente con una provisión abundante de curiosidad e inteligencia. Años después alguien confidenció que en los ratos libres que le quedaban, entre película y película, Heiner Valdivia se había dedicado a las ciencias ocultas. Luego averigüé que en realidad no solía elevar salvajes ritos bajo la bendición de la malvada luna, sino que sus estudios se centraban en los enigmas de ese portentoso libro que es el I Ching, que encuentra una explicación al simple drama de la existencia humana en los ciclos del agua, del fuego, del relámpago. Fue entonces cuando un transeúnte dijo que Heiner Valdivia también escribía poesía. La verdad es que uno de los misterios de la especie humana es que casi todo el mundo, en algún momento, ha escrito poesía. La gente no está contenta con el abecedario y quieren inventar su propio idioma. Porque eso es la poesía, un idioma particular, íntimo. Todo el mundo escribe en su cuaderno secreto su primer poema y algunos escriben hasta el segundo. La poesía es además una manera hermosa de vivir la juventud, recorriendo los laberintos de la noche, susurrando poemas en la oreja de las chicas. Pero luego, por alguna razón, la gente se desanima y abandona. Hay millones de poetas desertores en los campos de batalla de la poesía.
Siguieron corriendo los años y de pronto alguien volvió a tocar el asunto, pero ya no dijo que Heiner Valdivia escribía poesía, sino que era un poeta y que había escrito libros muy buenos para probarlo. Elegir la poesía como tu prioridad número uno es algo serio. Incluso grave. Es algo que te transforma. Que te convierte en un ser imaginario. Y hace unos días Heiner Valdivia dejó caer en mi buzón unas pocas líneas donde me contaba que iba a presentar un libro que reunía un manojo de haikus. No niego que me sorprendí un poco. El haiku es una de las técnicas más difíciles de la poesía. El haiku exige pocos ingredientes. El principal es una extrema sensibilidad para percibir la belleza en lo más simple. El otro es la habilidad para decir mucho con un mínimo de palabras. En el libro de Heiner Valdivia hay un haiku titulado Piedra en el que cuenta que ha lanzado muy lejos una piedra pero que una parte del espíritu de ésta se ha quedado entre sus dedos. Me parece que esto es una perfecta arte poética. Cuando el poeta emite un poema lo hace por la urgencia de expresarse, pero también porque al escribirlo se realiza una función necesaria para su sistema vital. En esa medida cuando se dice que el poeta escribe para vivir, se está hablando de este fenómeno, de este ejercicio de lanzar piedras mojadas en una poción secreta. Los Haikus tradicionales solían expresar el sereno amor que los japoneses sienten por la naturaleza, esa comunión con su entorno natural que les permite hacer conexiones con otras capas del drama del universo. En Gorrión Heiner Valdivia ha compuesto un haiku de trágica belleza. Gotas caen del cielo, dice, y eso inmediatamente nos remite al ciclo de la esperanza y de la vida, pero con un simple y admirable trazo nos remonta a una imagen de dolor y de muerte. Espejo, en cambio, es un haiku que es producto de las miles de horas viendo películas. Es una escena que empieza con una habitación oscura y de pronto el rayo de luz del amanecer alumbra únicamente la esquina rota de un espejo. Una auténtica historia de suspenso. Después de leer su libro pienso que hace décadas, cuando por primera vez me hablaron de Heiner Valdivia, debieron decirme que era un poeta. Un poeta a secas. El resto es película.

lunes, agosto 24, 2020

La piedra la rosa y el zapato de Martín Adán

 


Nada inquieta más a la gente que la gente rara. Nada incomoda más que una piedra desigual entre las iguales. De los grandes poetas peruanos sin duda Martín Adán fue el más radical en su apuesta de vida. Su desmesurado interés por el pisco con vermut, su traje de casimir inglés perfectamente mugriento y su 40 años voluntariamente domiciliado en un manicomio se sumaron al cultísimo delirio sagrado de su poesía. Su leyenda prendió temprano porque su obra más exitosa la escribió a los 16 años, cuando aún gozaba de los privilegios de su extracción social. Pocas cosas resultan más irresistibles para cierto público que un príncipe que opta por el destino de un desastrado vagabundo. 

Si bien Martín Adán se mantiene firme en la primera fila de la poesía peruana, su obra no es particularmente popular. Los lectores adoran los versos citables y, hay que decirlo, este poeta se dejó tentar muy pocas veces por el verso de confortable belleza. José Luis Bustamante y Rivero, expresidente y viejo amigo, explicaba a los aturdidos: La poesía de Martín Adán no es para leerla sino para rezarla.

Con frecuencia se menciona a Martín Adán como un ejemplo de entrega absoluta. Se admira que a pesar de su inteligencia y sus títulos universitarios se haya negado a ubicarse en una posición solvente. Esta perspectiva es reveladoramente insustancial. El mérito por el que se mide a un poeta son sus logros, la calidad de sus obras, no el empeño o el colorido anecdotario. Leyendo la obra de Martín Adán es fácil advertir que fue un poeta dotado de un talento arrollador que hubiese sobrevivido incluso a la rutina del Banco Agrario. 

Cuando un gran autor se convierte en personaje se produce una distorsión en la lectura de la obra. A los poetas malditos, engendros del romanticismo, se le exige ser personajes trágicos, se les reclama que diariamente ofrezcan el holocausto de su propia vida, que escandalicen con sus ocurrencias y que, en calidad de interpósita persona,  desafíen a todo lo doméstico. Se supone que esta inmolación es necesaria para que el genio haga acto de presencia. Pero esa es solo una comprensible equivocación sobre algo levemente más complicado.

De las cosas que definen la poesía hay dos situaciones bastante elementales pero terriblemente poderosas. En primer lugar está el interlocutor válido. Cuando Martín Adán se expresa no se dirige a una persona común y corriente, no a un crítico o intelectual calificado, ni siquiera a alguien tan especial como él.  El auditorio de este poeta puede perfectamente calzar en cualquier cosa: digamos una rosa o una piedra, o tal vez mejor, una emblemática ruina arqueológica. Incluso cuando la agraciada argentina Cecilia Paschero lo obliga a responder a una pregunta él se dirige a ella como a un ente genérico: “literata”, le dice. Todo escritor hace un ejercicio de abstracción al componer a su interlocutor válido, pero pocos han llegado tan lejos como Martín Adán. Ese método, impersonal, atmosférico, metafísico, esa manera de hablar con los ojos cerrados crea un efecto sobrecogedor. Hace que el sentido de su obra no sea lo que dice sino lo que resuena. Como todo gran poeta Martín Adán dice sin decir, llena de sentido la frontera exterior de cada verso. Martín Adán formula una gran pregunta que, en su núcleo, activa una contradicción: ¿Qué sabes tú de lo que no sabes? La segunda cosa que suele definir el tipo de material que se llama poesía es el lugar donde se ubica el emisor, la plataforma que se usa, la coordenada exacta del escenario. Lo que se dice lanzando frases con los brazos abiertos frente a un amplio auditorio es muy diferente a  lo que se murmura con la boca torcida sobre una mesa mojada, o a lo que se grita en una habitación completamente oscura. Si atendemos a su biografía, Martín Adán tomó una decisión interesante (o no pudo evitar lanzarse hacia esa dirección): abandonó el perfecto casillero de la gran promesa de la literatura peruana para desplazarse hacia un rincón donde la respetabilidad podría ser torturada por un juego de luces y de sombras. ¿Qué buscaba? El situarse en la posición de un marginal para desarrollar una obra altamente sofisticada implicaba tácitamente otra contradicción. Tal vez para trascender las limitaciones de lo específico tenía que proyectar su vida, lo único que tenía, hacia una zona de bordes borroneados. Solo así su mensaje se aproximaría a la tonalidad que estaba buscando. Proyectada de esta manera y desde ese lugar sus palabras perfectamente buriladas se astillarían contra los muros de algún templo profano. Y entonces el lector -ese ser que a veces existe- podría de pronto vislumbrar con embriagante intensidad el perfil estremecedor de Algo,  y experimentaría así, ese extraño sentimiento que surge cuando uno contempla asombrado lo que yace detrás de eso que creemos saber una y otra vez.



lunes, agosto 17, 2020

Monumento al poeta desconocido



 
En miles de años la especie humana ha consagrado de manera indeleble a 10 vates 

Tal vez 12 

Para producir esos bardos la máquina de la poesía ha tragado toneladas y toneladas de poetas de bardos de puntillosos contadores de sílabas  

Las trincheras de la poesía están repletas de huesos descoloridos 

Los proclamados por sus parroquias los aclamados por sus ciudades los coronados por sus países  

Los pocos miles que recibieron diplomas han desaparecido inexplicablemente 

Solo tuvieron unas pocas décadas para disfrutar de la euforia  

Y solo se necesitaron unas pocas décadas para que el poeta laureado se desplace hacia el fondo hacia la zona de sombra

Y ahora todos casi todos son alimento para extraños académicos para bruscos eruditos para nadie para los ratones para el pescadito de plata para el polvo 

¿Pero por qué hay tanto poeta? 

Tal vez son imprescindibles un millón de versos malogrados para que germine una simple rosa ecuménica de poesía 

Tal vez la representación de un destino fallido la angustia de ser uno de los condenados es la más alta expresión poética de lo humano 

Tal vez lo que importa no son esos 10 o 12 poetas sino el momento en que un perfecto desconocido termina un verso y por un efímero instante sospecha que tal vez él ha llegado que tal vez él ha alcanzado que tal vez él se ha convertido  

Tal vez el misterio de la poesía está simplemente en la caligrafía en las emociones fuertes en la peculiar postura a la hora de escribir y esos 10 o 12 poetas son sólo un extraño accidente uno de esos inverosímiles eventos una de esas historias que todos estamos obligados a creer 

  Ilustración: Alexandra Fuchs.

miércoles, junio 17, 2020

Exposición de arte




1

Los muros están atestados de palabras 

De curadores de críticos de culturosos de líderes de opinión 

De bastidores de caballetes de textos grabados sobre lienzo extendido 

De luminarias con ópticas asimétricas 

Del soporte que da estructura 

Los textos enmarcados aseguran que toda mutación perturbadora obliga a cambiar de terreno brutalmente

Socialmente psíquicamente poéticamente geopolíticamente 

Que detrás de cada obra hay un recorrido de referencias y memoria

Que el trabajo gira en torno a las interrogantes y las contradicciones que surgen al habitar la utopía del arte moderno

Que cada pincelada detona una potente resonancia para convocar perplejidad

La turbación el aturdimiento la desorientación el discernimiento el entendimiento la revelación

Que la lectura de cada pieza resulta fascinante por las reflexiones coincidencias secretos relaciones 

Que la secuencia de imágenes adquiere cualidades plásticas y rítmicas acordes con una melodía

Que la obra tiene suficiente disonancia demasiada sincronía alguna concordancia

Que el detalle es complejo que el detalle está cargado de un sinnúmero de relaciones visibles que el detalle está cargado de una multitud de asociaciones invisibles 


2

Los textos enmarcados aseguran 

Que el artista nació muerto 

Que abrió los ojos cuando alguien sopló contra su nariz 

Que la amarga ironía marcaba ese rostro 

Que su vida fue  complicada como la de cualquiera agobiado por las drogas el alcohol las mujeres desquiciadas

Los textos enmarcados aseguran que sus obras habrían provocado trascendentales experiencias 

Que seres extraviados habrían estructurado una sonrisa 

Que villanos de corazón de oro habrían enrojecido con una copa entre los dedos

Los textos enmarcados aseguran que el artista estaría inmerso en la zona o en la zona y en la zona

Que al entrar a una habitación estaría insoportablemente visible siempre visible

Que en su espíritu habría un filo despiadado 

Que la espuma que el ruido que la luz que el vértigo

Los textos enmarcados aseguran que en alguna parte del local de la calle de la ciudad del país del planeta colgaría un lienzo yacería un gran trozo escultórico quizá un espacio intervenido o un happening capital y desquiciante

Toda una gran obra protegida por guardias bien armados

Toda una gran obra más hermosa que el ya obsoleto patrón oro

Toda una gran obra quizá hasta envuelta en papel Kraft de grueso calibre 

Toda una gran obra perfectamente atada con cuerda de fibra natural de alta calidad


Ilustración: Jeff Koons

lunes, junio 01, 2020

Retrato del más trágico escritor mexicano trazado en 1958 por Elías Nandino




Jorge Cuesta se aplicaba dosis de enzimas ácido tartárico y hasta ergotina

Su frente amplia y su mentón adelantado no tenían deuda alguna 

Su cárcel molecular había sido abolida

La magia la inteligencia y el microscopio se daban cita en Jorge Cuesta

Irradiaba como el radium Jorge Cuesta irradiaba como el radium

Este escritor se hacía presente porque irradiaba como el radium

Era además Jorge Cuesta el ventrílocuo de sí mismo 

Cuando hablaba no se sabía de dónde venía su voz

Caminaba con la medida matemática de un compás 

Caminaba sin doblar las rodillas

Caminaba acarreando células que no encajaban con otras células

Jorge Cuesta había sido hecho con alguna tristeza petrificada 

Y justo al atardecer el peso de su cráneo pesaba más de lo que pesaba su cráneo


Ilustración: A. R. Penk

martes, mayo 05, 2020

¿Y qué novedades?



Por aquí yo igual en cuarentena como hace años solo que ya no puedo ir por el pato para el arroz con pato y cada dos o tres minutos pasa alguna carcancha y alguien con su megáfono grita papa canchan papa huayro y naranjas y papayas

Estoy revisitando los 92 episodios de Mad Men en Netflix la vi en Texas en un canal de baja definición y yo usaba el cc pero quedé altamente impresionado y ahora que repaso sus capítulos admiro la sutileza pocas veces las convenciones la charla rutinaria y el lenguaje corporal se han utilizado tan efectivamente para mostrar los caudalosos ríos subterráneos

Lo extraordinario de pronto estalla en el melodioso pentagrama de lo ordinario

Ayer pasé la escoba sobre una gruesa capa de polvo y encontré mucha lana gris algo parecido a lana gris

Que extrañas que son las ovejas que pueblan la oscuridad

Antes una joven mujer solía venir cada 15 días a luchar contra la barbarie pero ella ahora debe estar en su casa siendo uno de los millones de millones

Aferrada a la ventana

Hoy me toca almorzar atún mi refrigerador ya no atesora nada un limón sin brillo y con manchas un bocado de queso un pote de lentejas una tajada de queque de naranja y agua dos botellas de agua previamente hervida pienso que mañana deberé meterme en el traje de expedicionario hay una carnicería a kilómetro y medio y nada me gustaría más que colocar un baby beef sobre la sartén de hierro forjado

Dicen que viviremos en peligro todo este año siempre he sido algo maniático y seguro que con lo del distanciamiento me volveré un caso clínico

Ahora es parte de la normalidad transformarse en un anormal eso me tranquiliza

He notado cierta violencia en mi jardín los que aseguran que el reino vegetal tiene lecciones para nosotros los malditos animales están muy equivocados el pasto ha mostrado ferocidad y ha desarrollado largas extremidades para estrangular a un jóven naranjo en general el pasto trata de apoderarse de todo de todo de todo los viejos rosales de mi madre parecen algo inquietos pero quizá yo deba declararme cómplice quizá yo prefiera un jardín solo de pasto lo que pasa es que no hace mucho compré a muy buen precio una cortadora eléctrica de césped

Por la noche mido la presión arterial y trago un manojo de pastillas

Me ducho me cepillo los dientes y pienso que tal vez he olvidado apagar una luz en alguna parte
¿Dónde será?

Un abrazo fuerte

miércoles, abril 01, 2020

¿Alguien puede decir cuál es el peor día de la semana?


Hay la idea que seremos superados por versiones mejoradas de tipos como tú
Alienígenas cefalópodos o el cubo de inteligencia artificial con luces parpadeantes
Pero escúchame bien tú y yo somos blandos frágiles vulnerables dependientes 
Estamos a merced del cono galáctico del estornudo 
Estamos a merced de la vida 
De las cosas más tontas del dedo índice que toca al dedo índice
De los más rojos labios húmedos
Estamos a merced del fuerte deseo de mutación de la materia sensible
Del vértigo de la muerte del magnetismo de la inexplicable urgencia
Cantamos himnos a la experiencia del cuerpo perecedero
Cada cosa que hacemos está dibujada por una alevosía 
Cada cosa que decimos es una astilla del aparatoso argumento
Tenemos un corazón sediento del rocío ese de todo amanecer
Vivimos bajo el tiránico imperativo de ser de estar de seguir
Ese nudo de absurdo como elemento primordial de la presencia
Crecemos desafiando siempre toda simetría
Crecemos hasta que se asoman unos seres situados entre lo vivo y lo no-vivo 
Seres que se comportan como cajas inútiles con algo de material genético
Seres que no se reproducen ni se alimentan por sí mismos
Seres que no poseen una identidad concreta que los obligue a ansiar la dicha
Seres que son entidades químicas o feroces transeúntes 
Seres que permanecen encima del acero inoxidable del plástico endurecido de la madera
Seres que esperan sin hacer absolutamente nada no miran no escuchan no aman no maldicen
Hasta que en alguna parte del mercado prende el siempre contacto accidental
Fosas nasales boca faringe laringe tráquea pulmones
Bronquios alvéolos bronquiolos
Y esos seres abren células ajenas y las colonizan al servicio de ningún propósito biológico
Y ejercitan el arte de la progresión geométrica
Y salen nadando en el aliento en la humedad en el agua en la vida
Cada recuerdo que tenemos nos recuerda la finitud nuestra finitud esa finitud
Cada movimiento se interpreta como la fatalidad de un sentimiento
El deseo que tiene un cuerpo de dejar su lugar a otros cuerpos 
La oscura envidia del ser vivo a la piedra imperturbable
El ansia de volver a ser polvo de estrellas en medio de ninguna parte
Y se abren así las puertas las ventanas hacia todo horizonte

Hacia lo desconocido lo de aquí lo de allá lo de más allá de ti de mí de tú

jueves, febrero 13, 2020

La maldición del gran amor


Con paradójica frecuencia los matrimonios que tuvieron su origen en un gran amor colapsan antes que los otros, eso espurios, que se forjaron con una fórmula pasteurizada de racionalidad, simpatía y una dosis aceptable de cariño.
¿La razón? Los grandes amores son corroídos por la angustia de la temporalidad. El clímax de la pasión es un fuego imposible de mantener por siempre. Los grandes amores son aniquilados entonces por el factor decepción. Han probado la miel del paraíso y ya no tienen la habilidad para transitar el mezquino paso de la horas en la superficie de la vida real. Su capacidad de sobrevivencia ha sido minada por su nostalgia de aquello que alcanzaron, por la exigencia de la intensidad, por el permanente reclamo de sentir eso que suele etiquetarse como verdadero amor.

miércoles, febrero 12, 2020

Elogio del alienado


Siempre se dijo que no había nada más patético que un alienado. Alguien que niega lo  que es y pretende ser lo que no es. Pero tal vez su ridícula posición esconde un pozo de lucidez. El alienado se niega a quedar atrapado en su coyuntura inmediata y reconoce su verdadera identidad en el espacio que está más allá. Sospecha que (en cierto modo) él es incluso lo que no es. Lo potencial es un territorio que el alienado explora con todos los instrumentos que ofrece el delirio. Todas las identidades son mi  identidad. Todos los idiomas son mi idioma. Todas las comarcas son completamente mías. Y cuando el alienado está en el filo mismo del ardor descubre que los otros son solamente una caprichosa modalidad de él mismo.

Ilustración: Max Beckmann, Half act clown

miércoles, febrero 05, 2020

Porqué serás tan así


¡No me arrepiento de nada!
Seguramente quiero decir que amo la vida
Pretendo anunciar que el fracaso es un asunto ajeno
Porque no hay nada más asqueroso que estar sin ilusión
Frustrado 
Deambulando sin rumbo
Con frívola arrogancia soy capaz de consagrar cada acto de esta maravillosa vida 
Puedo atravesar la calle y sonreír
Pero el coro de aguafiestas recita que el fracaso es inevitable
El fracaso es imprescindible
La técnica de la vida es la dinámica de ensayo y error
Y cuando dejo de ser arrogante fanfarrón impertinente
Surge de pronto la posibilidad
Cuando en mitad de la siesta abro los ojos
Entonces soy capaz de hacer reparaciones enmiendas modificaciones
En el misterioso manuscrito de mi vida
En esa sucesión de acontecimientos incidentes anécdotas
Y entonces hoy aquí puedo asegurar que si volviese a vivir lo revisaría todo
Una coma aquí un punto allá
Todo un párrafo tachado
Toda una página arrancada con los dientes
Todo un capítulo
Y al final pondría una de esas frases para enmarcar:

"El manejo eficaz de la insatisfacción es un instrumento imprescindible
en nuestra caja de herramientas"

Ilustración: Murilo Melo

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...