miércoles, enero 17, 2018

El hijo pródigo

En las misas, a la hora del sermón, la historia del hijo pródigo es una de las favoritas. Todos pecamos un mínimo de siete veces al día, así que es claro que sin problema podemos identificarnos con el granuja en vez de con el hijo leal. Hay más regocijo en el Reino de Dios por una oveja redimida que por los noventa y nueve del apretado rebaño.
¿Pero esta historia es una muestra de bondad infinita o más bien el germen de una inquietante estrategia? ¿Acaso no se bendice de esta manera a los creyentes en la crónica agonía de pecado y arrepentimiento sobre la que se construye la alegría del cristianismo? ¿El histórico y masivo éxito de esta religión no tendrá su explicación en la disonancia esencial de los humanos? ¿Acaso esta especie animal no se ha expandido desmesuradamente conciliando milagrosamente su voracidad de depredador con ensoñaciones de perfección espiritual? 
Ilustración: Johan Muyle 

martes, enero 02, 2018

El héroe y su relación con la heroína (intento número 1000)

Nos conocimos en un recodo de la calle San Francisco
Tú eras a veces la más bella y a veces solo la más rara
Yo era el incompleto el vago el mitómano indomable
 Y entre tanta gente que confunde lo azul decidimos que ya basta
Que podíamos estar que podíamos ir que podíamos salir
Que por qué no explorábamos cada parte perecedera del cuerpo humano
Que por que no alzábamos cada ojo hacia las nubes buscando a ti y a mí
A ti y a mí
A ti y a mí
Como el cazador oculto
Como ese astronauta que conquista una estrella distante
Para consagrar
Para convertir a todos a la novísima quimera
Y fue así como decidimos ser más que una pareja
Ser brigada

Y ocurrió así
Robamos el viejo carro de tu padre y apuntamos directo a la variante de Uchumayo
Buscando el calor, el agua, los miles de minutos que eran solo nuestros
Nos dirigimos a la pampa de la Joya
Y aquel día algo vibraba sobre el camión de las verduras
Subimos a un cerro pelado y gritamos los  nombres de personas desconocidas
Nombres que no le decían nada a nadie ni a nada
Pero que deberían decir
Prendimos una sarta de cohetones y aullamos como perros callejeros
Como lobos
Y sentimos que de pronto después de mil millones de años
Algo se detuvo justo bajo nuestras zapatillas

Y ocurrió así
Ella dijo
Contaré hasta tres
Uno dos tres
Bien pudo ser cosa de magia cuando nos transformamos
Yo en yo pero no en solo yo
Y ella en ella pero no en solo ella
Llegaban malas noticias de todas las partes pero nosotros sabíamos
El combate entre el mal menor y el otro mayor es imperecedero

Y ocurrió así
Ella solía cantar cuando yo pulsaba mi guitarra
Fuimos entonces lo que son los amantes desesperados
Siempre al borde de ser adecuados
Siempre al borde de nada
Y se escuchaba todo en las huertas de Umacollo  
En las arenas ardientes de Mollendo
En la cuesta empinada hacia el centro histórico

Al cielo solíamos mirar como quien mira un televisor de 60 pulgadas
¿De qué nos sirve luchar si solo haremos la variación de un mismo tema?
Y vimos que incluso recitar tenía su parte angustiante
¡Que se pudra este ramo de rosas, pero no antes que usted, señora Keiko!

Y ocurrió así
Los días de antes y los días de ahora aparecían como naipes sobre una mesa
La gente era hermosa era terrible era horrible
¿Para qué, para qué, para qué?

Si de aquí también tendremos que huir cada día

(Basado en un tema de León Benavente)

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...