Leí un libro y noté con angustia que al final se descubre que yo liquidé
a la víctima. Que borré mis huellas. Que arrojé a las aguas del río la barra de
acero. ¿Pero quién mierda era esa atormentada persona a la que ayudé a llegar a su imprescindible
final?
Delitos de lesa modernidad
Un día un amigo me dijo que, en el fondo, soy un poeta místico, y que todo ese interés por la ciencia en mis textos es solo el toque que con...
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A pocos metros de la calle Puente Bolognesi, entrando al antiguo callejón del Solar, quedaba la picantería El Gato Negro. Fue la primera p...
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Edmundo de los Ríos fue uno de esos enigmáticos escritores con una obra excesivamente secreta. Tal vez eso tiñó su destino. Tal vez su te...
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En Arequipa no paraban de hablar de un tipo flaco que había sido galardonado en Cuba y México. Juan Rulfo le había dedicado una f...
