viernes, diciembre 08, 2017

Thriller



Leí un libro y noté con angustia que al final se descubre que yo liquidé a la víctima. Que borré mis huellas. Que arrojé a las aguas del río la barra de acero. ¿Pero quién mierda era esa atormentada persona a la que ayudé a llegar a su imprescindible final?
Ilustración: Anders Osterlin.

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...