martes, diciembre 26, 2017

Mujer entre tinieblas

La mujer abrazó su pierna y posó su rostro sobre la preciosa rodilla. Quería echarse a llorar. Con lágrimas lentas. De cristal. Quería echarse a llorar con la boca abierta y la cara manchada. Deseaba lanzarse boca abajo y patear y gritar. O ponerse tiesa como un eucalipto recientemente derribado.
Ilustración; Sam Taylor Wood.

El efecto misterioso de la violencia de Dios

  Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...