La mujer abrazó su
pierna y posó su rostro sobre la preciosa rodilla. Quería echarse a llorar. Con
lágrimas lentas. De cristal. Quería echarse a llorar con la boca abierta y la
cara manchada. Deseaba lanzarse boca abajo y patear y gritar. O ponerse tiesa
como un eucalipto recientemente derribado.
Ilustración; Sam Taylor Wood.