lunes, diciembre 11, 2017

La felina

Una gata furiosa obligó a su dueño a llamar a emergencia. El serenazgo se vio forzado a pedir refuerzos. La gata fue finalmente reubicada  en un lugar no especificado. Pero el dueño tuvo que ser atendido por un colegiado médico. Justo antes de renunciar definitivamente a la propiedad de su amada.
Ilustración: Robert Sitka.

El efecto misterioso de la violencia de Dios

  Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...