Con los nuevos recursos tecnológicos, ahora es facilísimo no solo refrescar una vieja foto, sino alterarla a gusto usando, por ejemplo, la ilusión de colores naturales. A algunos les parece un sacrilegio y escupen la famosa palabra peruana: ¡huachafos! Su indignación parte de una certeza absoluta: no se toca lo auténtico. Pero a estos se les escapa un hecho objetivo: ¿Qué es lo auténtico? Esa vieja foto siempre fue un artefacto artificial que vanamente pretendía capturar lo objetivamente real. Aplicar un procedimiento artificial sobre algo artificial se llama recreación. O sea, doble creación.
Tipos memorables destrozaron la ilusoria pureza. En el siglo XIX respetables maestros coloreaban manualmente fotos de daguerrotipo. A principio del siglo XX, Man Ray manipulaba negativos con rayos solares para crear "rayogramas". En 2019 Coppola "refrescó" su Apocalypse Now alterando colores y sonidos. Y en Perú, tenemos el ejemplo del gran Martín Chambi que manipulaba placas de vidrio para realzar algunas de sus tomas. Al final, la "autenticidad" es un mito. La foto siempre fue interpretación, y hoy la tecnología nos da el pincel para reimaginarla. Los que temen al cambio probablemente no sean huachafos, pero son algo peor.
