viernes, julio 21, 2023

El viejo truco


Según Girolamo Benzoni, luego de la llegada de los españoles, los nativos del Caribe no encontraron otra solución ante el bárbaro sometimiento que lanzarse desde altos acantilados. Los europeos, alarmados por la escasez de mano de obra, frenaron la epidemia persuadiendo a los indios de que ellos también se matarían para hostigarlos en el otro mundo con crueldades aún peores.

lunes, julio 17, 2023

¿La vida es un cover?


Hace años escuché que deambulaba por las calles de Arequipa un poeta joven al que llamaban Arbusto. Me dijeron que era sospechoso de esa modalidad de activismo que pretende que en el muro más inocuo aparezca una frase misteriosa, inquietante, incluso irónica. Luego alguien me contó que era convicto director de una de esas revistas urgentes que se hacen con Xerox y que sus autores las distribuyen aleatoriamente los viernes justo antes de perderse para siempre en las profundidades de la calle San Francisco. Entonces recordé que los jóvenes se caracterizan por los cambios emocionales, el acné, la experimentación,  la toma de riesgos, la flexibilidad, la exploración de la identidad, pero que el claro distintivo en un poeta novísimo es la grafomanía; escribir y escribir; en todo lado.

Hace no mucho un escritor español provocó un escándalo porque afirmó que los lectores de poesía son una especie extinta, que nadie lee poesía, que la poesía ha muerto. Pero el pobre hispánico era algo miope. Ya nadie lee poesía pero hay un millón de poetas que escriben frenéticamente como si no se fuese a acabar el mundo. Uno de los más interesantes es Augusto Carrasco, que hace unos meses publicó un libro lleno de versos de una belleza intensamente contemporánea. 

Aquí va una lista al azar:

Un día abriré mi corazón como el leñador que parte una sandía

La muchacha que dejaste en un parque con el corazón roto como la pata de un pájaro atropellado

Repito esa imagen tuya bajo la lluvia tras la barricada de pixeles

Abatido por las nuevas ideas que se cosen a tu rostro

Enterrada bajo el ardiente orín de los perros

Fácil sería arrancarse el brillo de los ojos con una navaja

Algo especialmente llamativo en este libro es que la geografía de Arequipa parece coincidir con el espacio vital de Carrasco. A lo largo de las 170 páginas del poemario se menciona no solo ciertos lugares entrañables sino que aparecen como extravagantes protagonistas casi todos los distritos bajo la tutela del volcán Misti. Incluso hace incursiones al balneario de Mollendo y se las arregla para llegar hasta Aplao. Eso es un detalle quizá no demasiado relevante, pero probablemente tipos como Guillermo Mercado, Percy Gibson y hasta el granítico Atahualpa Rodriguez mostrarían algo de asombro, porque es una rara manera de celebrar a su tan amada ciudad. En realidad Carrasco no solo está marcando su territorio, sino que lanza su propuesta de cómo poetizar una provincia de fuerte personalidad, cuya rasgo distintivo resulta en ser el escenario de la aventura existencial de un tipo llamado Augusto Carrasco.

En cuanto al estilo se puede decir que este es un libro con pretensiones corales ya que en sus seis secciones ensaya diversas modalidades de la poesía experimental. Hay un poco de todo, pero son llamativas la parte de surrealismo sureño sazonado con una pizca de Oquendo de Amat y las páginas trabajadas con poesía gráfica o tipográfica. Pero el logro más consistente no está tanto en los diversos tipos de caligrafía, sino en el léxico, en las imágenes, en las metáforas. Haciendo uso de la varita mágica de la poesía transforma palabras y expresiones insulsas de la vida cotidiana de este siglo XXI en versos memorables. Y al llegar a los anexos queda claro que la novísima poesía de Arequipa se muestra innovadora, ambiciosa,  y a la altura de estos sorprendentes tiempos que nos han tocado.

miércoles, julio 12, 2023

Observando a una persona excluida del futuro


La negra y húmeda nariz del perro es sensitiva. Sus redondos ojos permanecen fijos, la cabeza ladeada. A pocos pasos un niño contempla también, con todos sus jóvenes músculos en tensión. El óvalo de su cabeza está abrigado por una gorra oscura. Sus grandes orejas permanecen cuidadosamente ocultas. Los ojos del perro y del niño están fijos en el mismo lugar. Malamente recostado contra la pared, un hombre de mediana edad no deja escapar ni el más mínimo ronquido. La corbata permanece fiel sobre la hilera de botones, pero está feamente manchada de rojo. La sangre ha oscurecido también el pantalón y ha alcanzado el asqueroso piso del callejón. Los ojos del individuo están muy abiertos, pero no parecen mirar nada en particular. Al niño le han asegurado que cuando alguien muere desfilan todos los días de su vida. Con sigilo, el niño da un paso adelante. Estudia los grandes ojos congelados. Son grandes, extasiados, negros. El niño nota que un mechón de cabello flota dislocado sobre la frente del hombre y alza la mano derecha. El perro suelta un corto ladrido y exhibe los dientes con un inquietante gruñido. El niño, llevado por un rápido impulso, coloca la punta de su índice contra aquella cabeza que, de pronto, se desplaza unos centímetros hacia la derecha. El niño, entonces, retrocede como impulsado por un resorte, y dando ágilmente media vuelta empieza a correr. El perrillo lo sigue, ladrando, victorioso.

jueves, junio 01, 2023

Pobre diablo ensordecido


La interrogante que atormenta al ser humano es la que tiene que ver con el sentido de la vida. Pero buscar el sentido de la vida significa que damos por sentado que este existe, que es un mensaje que se puede resumir en un texto o lema o catecismo. Si suponemos que el sentido de la vida está contenido en un mensaje, entonces la vida, todo en la vida, es un lenguaje. De esta manera queda claro que Borges no solo era un gran poeta sino también un formidable heresiarca de regocijado estilo, pues en uno de sus textos más famosos predica: “Nuestras vidas y el más tenue detalle de nuestras vidas es la escritura que produce un Dios subalterno para entenderse con un demonio”.

¿Y qué es lo que le está diciendo este ser subalterno pero grandioso al maldito y misterioso demonio un sábado por la noche? No lo sabemos. El lenguaje usado no es muy nítido aunque los científicos -haciendo las veces de cósmicos criptoanalistas- se esfuerzan intensamente en interpretarlo. Las asombrosas revelaciones que han salido a la luz gracias a los avances de la tecnología CRISPR-Cas9, o la creciente cantidad de alucinantes publicaciones que apuntan a encontrar por fin el esquema teórico unificado de las interacciones físicas fundamentales son un buen ejemplo de eso. Sin embargo, a simple vista, algo podemos adivinar nosotros los insignificantes mortales que percibimos y soportamos (y también somos) el lenguaje del universo. En primer lugar, es claro que la violencia está en la composición de cada frase. Una violencia que está presente incluso en el elemento más valorado, que es el amor. Luego es muy visible la voracidad, el impulso que lleva a todo y todos a querer ocupar todo el espacio. Hay también el ansia de equilibrio, la nostalgia de la armonía, la cadencia que esquivando los obstáculos intenta llegar a un escenario de líneas impecables. Como efecto de los encuentros y desencuentros entre estas constantes básicas mencionadas el dolor y el placer son dígitos abundantes y cotidianos. ¿Qué quiere decir ese Dios de segunda fila cuando alza la voz con este lenguaje tan destemplado? ¿Qué increpa? ¿Qué reclama? ¿Qué propone? ¿O sólo habla por hablar?


jueves, mayo 18, 2023

No lograba parar de pensar sus pensamientos


El dinero es algo que parece algún tipo de esencia divina que puede encarnarse en cualquier manifestación concreta (y quizá en algo más). El dinero es una ficción que se levanta como una viga estructural de todos las civilizaciones, pero que en el caso del sistema capitalista parece ser un ente con vida propia.  “El dinero  no hace la felicidad, pero ayuda”, predican los venerados sabios de cantina. El dinero se agita en el centro mismo de nuestras ansiosas existencias. 

Y en torno al irresistible deseo de edificar una fortuna surgieron primero los comerciantes, luego brotaron los industriales y en la fase final fueron engendrados los financistas, esa raza de seres que no producen nada en particular, y que su trabajo consiste en intervenir en el oleaje de algo que solo existe si nos ponemos de acuerdo para suponer que existe. Los músculos de los financistas están activados por la codicia, y su meta última es la acumulación de capital, ese superpoder que hace girar  al planeta azul.

Fortuna, la nueva novela del argentino Hernán Díaz  (Pulitzer 2023),  tiene como tema central la vida de un sujeto que gozó de todos los privilegios menos uno: jamás pudo alzarse heróicamente desde la resinosa zona de la pobreza. Este individuo, cósmicamente solitario y obscenamente rico, tenía una filosofía reveladora: La prosperidad de una nación se basa en una simple multitud de intereses propios que se alinean hasta acercarse a eso que se conoce como el bien común. Si se consigue que los suficientes individuos egoístas converjan y actúen en la misma dirección, el resultado se parecerá mucho a una voluntad colectiva o a una causa común.  

La novela de Hernán Díaz tiene la virtud de no solo explorar un tema poderoso y extremadamente pertinente, sino que además está estructurada con una astuta trama de puntos de vista diversos (que inevitablemente colisionan entre sí), y personajes con una capacidad mental que podría ubicarlos en el elenco bizarro de DC Comic. A causa de esta historia, diseñada en cuatro diferentes estilos narrativos, el autor  consigue imponerse sobre el lector que, solo mediante  física coerción, logra despegarse del libro. 

Pero si bien la vida y el despliegue de los superpoderes de un magnate, su extraña relación amorosa, su venganza, sus triunfos y tragedias, su desprecio por el factor humano y los inevitables daños colaterales puede resultar algo fascinante para los que nunca hemos gozado ni siquiera del privilegio de alzarnos prodigiosamente desde alguna resinosa pobreza, hay por ahí otro asunto quizá más inquietante. ¿Existe algún símil entre todos los magos de la ficción, entre todos esos demiurgos que digitan la fantasía? Y es que resulta un poco alarmante notar que cualquiera de estos podría firmar el siguiente ideario: Mi trabajo consiste en tener razón. Siempre. Si alguna vez me equivoco, debo usar todos mis medios y recursos para torcer la realidad y alinearla con mi equivocación para que deje de ser una equivocación. 

Fortuna. Hernán Díaz. Editorial Anagrama, panorama de narrativas. 2023. 440 páginas.

domingo, mayo 07, 2023

Corrígeme si estoy equivocado


Felicia Rotondo dejó su copa de pinot grigio sobre la mesa de centro y, sonriendo con dulzura, preguntó:

-¿Saben cual es el músculo más fuerte del ser humano?

Todos la miraron y ella, sin esperar, dijo:

-La lengua.

Maritza García, una chica cuyos desnudos hombros morenos brillaban a la luz de una gran lámpara, agarró el celular que estaba junto a su gin tonic y sumergió la cabeza. Luego de treinta segundos recitó:

-La lengua es un órgano altamente poderoso y flexible que está compuesto por una serie de músculos intrincados, pero no es el músculo más fuerte.

Dorotea Zubizarreta, regocijada,  alzó la cabeza y sacudió la melena.

-Si no es el músculo más fuerte es el más poderoso.

De su boca, como burbujas, brotó una carcajada. Agregó:

-Un músculo venenoso.

Y entonces, desde el fondo, con un tono más alto que el socialmente aceptado, alguien remachó:

-Obvio.

Maritza García, implacable, blandiendo su equipo móvil, siguió:

-El cuádriceps femoral, que se encuentra en la parte frontal del muslo, es considerado el músculo más fuerte del cuerpo humano.

Felicia Rotondo volvió sobre su copa de vino y le dio un sorbo. Cerrando los ojos y alzando la nariz dijo:

-Google es un presuntuoso hijo de puta que lo sabe todo, lástima que no sepa nada más.

Foto de Arthur Sasse.

lunes, mayo 01, 2023

Cuaderno de un astrónomo empobrecido


Es evidente que el instante es nuestra chacra, el instante es objetivamente el territorio donde habitamos. El pasado y el futuro es algo que solo podemos imaginar. La conciencia de la singularidad es supuestamente la facultad definitiva de lo humano. Pero es obvio que la singularidad es algo creado por nuestra calenturienta imaginación. En esa medida los humanos somos seres hechos de ficción. El instante y lo singular vibran como una maravillosa anomalía en lo profundo de lo absoluto.


Somos seres claramente finitos, objetivamente temporales, pero simultáneamente eso llamado infinito nos contiene. Es una bella paradoja. ¿Cómo se las arregla lo finito para manejar su incoherencia en el dominio de lo infinito? ¿Es lo finito el motor de lo infinito? 


Siempre salta esa idea  terriblemente desconcertante de que somos un error de la nada, un defecto del vacío, una simple insurrección contra la perfección de la ausencia. 


Me cuento entre ese vasto grupo de los que tienen la convicción de que lo más peligroso que hay en este planeta es el ser humano. Somos unos niños malvados con juguetes maravillosos.


El uso de tópicos del péndulo esquizofrénico del canon en un poema no es lo importante. La angustia o fascinación por el lugar de lo humano en medio del oleaje del infinito es un asunto que ha ocupado a los poetas desde siempre, de una u otra manera. Los que hablan de soledad, los que hablan del cambio de paradigma, los que hablan de amor, los que mencionan el descrédito de la verdad, los que se indignan con la distracción tecnológica, los que se enfurecen con la persistente injusticia, los que se precipitan en el tema del sentido de la vida, todos de una u otra manera, están mirando hacia el mismo lugar desde siempre. Todos trabajamos con los mismos materiales, lo que importa es el palpitar de ese preciso yo en este preciso instante, justo bajo este sol intenso. 


Los vertiginosos logros de la ciencia no solo presentan deslumbrantes respuestas sino que, más importante, multiplican las preguntas que no estaban en nuestra lista.


Desde siempre se ha asociado al poeta con el demiurgo, con el mago, con alguien que tiene trato con las zonas de sombra de la realidad. Claro que en este tan tecnológico siglo XXI la romántica imagen ha perdido vigencia. Pero ahora, aunque los poetas ya no se disfrazan de poetas, la receta para escribir un buen poema sigue siendo la misma, y los bardos  aún aseguran en voz baja que cuando tienen una buena jornada es porque parece que algo misterioso anima a sus dedos sobre el teclado.


El poema es una construcción híbrida, como lo son todas las pociones mágicas.  En esa medida, la ciencia, las referencias culturales, las impertinencias coloquiales son, como el pelo de ahorcado o la escama de dragón, solamente  ingredientes que arrojamos al caldero hirviente bajo la luna llena. 


Sí, es cierto, en todo lo que sale de este teclado  hay una cierta actitud mística, un deslumbramiento, un espanto o curiosidad por el esplendor de la nada. 


Vivimos en una época en la que la gente enfoca todo desde una perspectiva utilitaria. Eso es simplemente no entender la poesía. La poesía es mucho más que la suma de sus partes.


La interrogación activa es algo incompleto que busca su plenitud, y en esa medida es el propulsor del movimiento. La dinámica de la interrogación está en el núcleo mismo de eso llamado vida. 


Por momentos me dejo llevar por un ánimo apocalíptico. En una época me contaba entre el vasto grupo de los que creen que los humanos somos un virus extremadamente ponzoñoso que ataca a un hermoso planeta. Pero luego me di cuenta que la cosa va más lejos y que la vida en sí misma es un fenómeno violento. No solo está el hecho de que para vivir tengamos que filetear y adobar a otros seres inteligentes, sino que si usamos un microscopio veremos una brutal batalla protagonizada por monstruos espeluznantes. Entonces, durante solo un segundo, me fue imposible evitar la interrogante: ¿No es demasiado alto el precio por el simple placer de estar vivo? Y claro, en ese momento se me ocurrió que si nos atrevemos a la lucidez inevitablemente seremos aplastados por el peso de la conciencia. Pero no nos atrevemos. Es imposible soportar la lucidez y, sin la menor vergüenza, alzamos la mano y pedimos un churrasco con encebollado.


La frase más conocida de Beckett dice algo así: "Alguna vez lo intentaste. Alguna vez fallaste. No importa. Intenta de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor." Se refiere sin duda a que todo lo que hacemos es imperfecto, pero que tenemos que seguir ascendiendo en los matices de la imperfección. Entonces si hay algo de lógica en este mundo el popular síndrome del impostor tendría que atacar a toda persona que alcance algún nivel de éxito, porque uno tendría que tener bien claro que todo lo que hace  es una mierda, tal vez una mierda de excelente calidad, pero mierda al fin.


viernes, abril 21, 2023

Una cibernética sonrisa vagaba en sus labios


Recuerdo que un escritor peruano tenía una frase que usaba para replicar a los fanfarrones: “Pégame, mátame, pero no me huevees”. Y, más allá de la broma, es muy claro que hay un poderoso estigma contra la mentira. Todos la odian por su capacidad de socavar las bases de la certidumbre. Si uno tiene la certeza de estar haciendo lo correcto en el lugar y en el tiempo preciso todo marcha bien, incluso la alegría. Por eso cuando surge una fisura es el principio del fin. No hay nada más poderoso que la mentira. ¿Pero qué es la mentira?  Es una proposición falsa que solo tiene poder letal cuando la confundimos con una proposición verdadera. Sin embargo hay situaciones en que la mentira no solo no es perjudicial, sino que hasta puede ser un prodigioso instrumento. En su ensayo La verdad de las mentiras (1990), Vargas Llosa afirma que los humanos “somos seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los deseos y fantasías de desear mil” y que “salir de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad”. La ficción, esa sofisticada mentira, nos permite entonces alzar vuelo. Lo único que necesitamos es simular -temporalmente- que la proposición falsa es una proposición verdadera.

Pero la mentira no es solo la materia de la que están hechas las novelas, las fake news, las argumentaciones a tu pareja y los más taimados chismes. Con la mentira también se puede hacer cosas fantásticas, literalmente. Por ejemplo, el Chat GPT es muy aficionado a decir mentiras. Cuando no sabe cómo responder a alguna intrincada pregunta dice una mentira perfectamente elaborada. ¿Por qué lo hace? Tal vez miente por alguna de las muchas razones por la que mentimos los de carne y hueso. Pero la suyas no son mentiras blancas, porque no creo que le interese evitar herir nuestros sentimientos. Tampoco son mentiras piadosas, la piedad es para alguien que tiene un corazón palpitante. Y es bastante claro que sus torcidas respuestas no parecen mentiras malintencionadas cuyo objetivo sea destruir la reputación de alguien o hacer una oferta con la catedral. Así que podemos concluir que a la maldita inteligencia artificial le encanta mentir, que disfruta tomándonos el pelo. Tal vez los ingenieros sin querer han creado a un niño travieso e irritante o, lo peor, inadvertidamente han sembrado una semilla que puede degenerar en poeta o psicópata. Quién sabe, quizá esa sea la ruta hacia el misterio de lo humano, y pronto tengamos a un super humano haciendo lo que mejor hacen los humanos. Por eso algunos temen que pronto recibiremos nuestro merecido. Pero hay que convenir que a veces la mentira tiene su encanto. En cierta ocasión, en el remoto tiempo de mi juventud, una chica de cuerpo cimbreante me dijo: Miénteme, pero suavecito y al oído. Sin embargo, y para terminar mi participación de esta noche, hay que convenir que en lo referente a los adversarios de la verdad la última palabra la tuvo siempre Luciano de Samósata que, en su Historia verdadera, escribió:  En una sola cosa seré veraz: en decir que miento. Por lo tanto, los que me lean no deben creerme en absoluto.

Ilustración: The New Yorker Magazine.

sábado, abril 15, 2023

40 años después



Colofón a la tercera edición

El héroe y su relación con la heroína es un libro escrito por un poeta joven. En la recopilación o compendio de animales fabulosos, en el bestiario universal de seres imaginarios, se debería incluir a los poetas jóvenes. Porque la experiencia de ser un poeta joven se parece al hábito de corporizar un personaje de ficción. La aleación entre ser joven y ser poeta es portentosa porque la juventud es un motor a chorro y la poesía es un vehículo que arremete en el territorio de la realidad. La diferencia del trabajo de la poesía con el de otras disciplinas como la filosofía, es que la poesía usa algo más que la simple inteligencia. Como dice Joyce, si puedes poner los cinco dedos a través de ella es una verja, si no, una puerta. 

Han pasado cuarenta años. Lo primero que se me viene a la mente es una cierta curiosidad por ese que escribió estos poemas. Me desconcierta cuando me dicen que aquel individuo fui yo. Ese personaje se inventaba a sí mismo antes del desayuno, vivía en permanente estado de exaltación, y parecía sentir una irresistible fascinación por el exceso. Me parece verlo subiendo por la cuesta hacia la plaza de armas con su obra completa bajo el brazo. Sin la menor consideración se ponía de pie y leía en voz muy alta, atrincherado en su resistente casaca verde, aquellos versos de animal eternamente  adolescente. Y su leal auditorio eran seguramente los mismos, gente que tenía la descarada ilusión de una vida llena de genuínos adjetivos calificativos.  ¿Pero cómo escribió estos poemas? Si se puede confiar en mis recuerdos, creo que los escribió mientras hacía otra cosa. Por ejemplo, Las palabras no pueden expresar lo que yo experimenté entonces, salió de un tirón, mientras hacía una larga cola en la compañía de teléfonos. El Homenaje a Guillermo Mercado fue una travesura mientras estudiaba inglés en una academia de la calle Ayacucho, aburrido ya de tanto I like tomato soup. Eran tiempos un poco locos -como todos los tiempos- en los que nuestro personaje tenía una novia que gastaba uniforme único y a la que visitaba cada tarde. Todos sus amigos eran unos ácratas que no sabían que serían ácratas solo por un día, un muy largo día. En aquellos tiempos el pisco era la bebida oficial y nacional y en consecuencia solía estar algo adulterada. Nuestro joven poeta surgía en noches de cuarto menguante con otro joven poeta y, con balde y brocha gorda, pintaban consignas divertidas en los hermosos muros de su ciudad natal. Y de esa manera gastaban las horas, como si la eternidad fuera parte de la rutina. Y por supuesto el tipo devoraba libros de todos los tamaños. Y tomaba notas en unas tarjetas de cartulina de alto gramaje. Y su rojo cuaderno espiralado exhibía signos evidentes del trato abusivo. Y en todos los rincones escuchaba una y otra vez a Bowie en un tocacaset del tamaño de un ladrillo. Y ahora, después de estos infinitos cuarenta años, tengo entendido que nuestro personaje deambula ya solo por los laberínticos pasadizos de su casa, buscando siempre nuevas formas de desentrañar lo insondable de todo lunes.

lunes, abril 03, 2023

Apócrifo Procol Harum

Ah, aquella noche 

Aquella noche ni siquiera bailamos con ruidosas canciones

Como hélices fugitivas giramos solamente por la habitación

Lo propio entonces resultó cualquier tipo de la euforia el vértigo las venas palpitantes

Pero siempre la multitud exige más pide más siempre más 

Es su triste privilegio

Entonces los muros, el techo, el piso, emitieron una fastidiosa modalidad de la música 

Y especialmente el techo que siempre quiso alzar vuelo alzar vuelo

Es su extraño privilegio

Es su aérea naturaleza 

Y entonces se me ocurrió la solución perfecta

Lo de siempre

Un whisky doble por favor

Y el camarero avanzó vertiginosamente guiado por aquella bandeja

Y así fue como entonces

Como el tonto del pueblo ya seguramente les habrá contado

El rostro de ella al principio solo fantasmal

Solo fantasmal

Se alzó con su blanca palidez por encima de todas las formas conocidas

Se alzó por encima de los trabajados perfiles 

Y ella mi dulce ella  dijo no hay ninguna razón para nada en este mundo 

No hay lógica 

No hay ninguna redonda coherencia 

No hay sentido

Y toda la puta verdad es fácil de ver cuando creemos que la puta verdad es fácil de ver

Pero solo es la verdad nada más que eso

Una pequeña verdad ahogada en el viejo océano encrespado

Entonces me tocó deambular por todos los escenarios posibles 

Entendí que jamás le permitiría ser una de las dieciséis vírgenes vestales

Que el fuego sagrado se apagaría

Como todo

Un lunes cualquiera

A eso de la 10 y 35 de la noche

Y que ella mi dulce ella vacilaría siempre en la encrucijada

Enfilando 

Tomando rumbo finalmente hacia  la costa

Y aunque mis ojos permanecerían siempre abiertos

Bien podrían haber estado completamente cerrados

Y así fue como luego

Y así fue como entonces

Como el idiota del pueblo ya les habrá chismeado

Ella con su blanca palidez

Fue como un quizá

Fue como un luego

Fue siempre como un blanco sobre blanco sobre blanco 



domingo, marzo 26, 2023

Todo en todas partes al mismo tiempo


Everything Everywhere All at Once trata de la abrumadora extensión del infinito, la conciencia del azar y la angustia del sinsentido. El azar es el músculo esencial en el despliegue de las posibilidades que se abren en un incalculable abanico ajeno a toda lógica disponible. Y este absurdo básico de la existencia permite a los Daniels, los directores del film, trazar una historia con un desborde de barroquismo adolescente que, a demasiados, les resulta increíblemente divertido. Siguiendo la línea trazada por otras películas como Matrix, la dinámica de la cinta se alza sobre el tejido acrobático del género de las artes marciales. Se enfrentan así dos prodigiosos contrincantes exhibiendo técnicas de lucha tan sofisticadas como el poder letal del dedo meñique. Las batallas se suceden vertiginosamente sin un resultado definitivo hasta que la heroína, en el clímax, descubre un arma de supuesta potencia suprema. Ser amable, esa es mi estrategia para sobrevivir, asegura de pronto el personaje clave. 

Resulta bastante curiosa la manera en que está tan generalizada esa idea de que el amor verdadero es algo químicamente diferente a los llamados “amores tóxicos” pero, como reportan los estudios de laboratorio, todas las facetas de esa fuerza gravitacional comparten la misma fuente de poder. Los seres humanos somos seres que rutinariamente navegamos en la contradicción. Un amor benigno cambia completamente de sentido con un leve desplazamiento de la perspectiva. El famoso síndrome de Munchausen por poder es un caso perversamente revelador. Y, como sabe mucha gente con el corazón roto, solo el amor certificadamente genuíno abre todas las puertas haciendo de esta manera posible todo, absolutamente todo, incluso la tragedia. Los seres verdaderamente carismáticos no son impostores, sino que, como los actores de El método, extraen de sí mismos un sentimiento auténtico y lo usan en la escena correspondiente para fines específicos.  La energía nuclear sirve para iluminar metrópolis o convertirlas en ruinas. 

Everything Everywhere All at Once,  la película aclamada por los premios Oscar de este 2023, nos muestra en su hollywoodense  última parte que el amor puede ser una estrategia de combate contra la violencia estructural de la vida. Escoger, entre las muchas perspectivas posibles,  “el lado amable de la vida” ha sido recurrente en las religiones institucionales y los aficionados a los finales felices. Pero, por otro lado, los aguafiestas señalan que el amor, como una postura que se usa en momentos exactos, puede ser en abundantes ocasiones solo una manera de expandir el propio universo, ese ardiente ego colonizador. Y así, queridos lectores, podemos llegar a la conclusión que el poliédrico amor es el arma más cinematográficamente  contundente que existe en toda la faz del infinito.


jueves, marzo 23, 2023

Apócrifo Baudelaire /El gato


 

Ven, bello animal, a mi pecho amoroso

Retén las uñas de tu pata y deja que me hunda en tus ojos alargados, mezcla de ágata y metal

Mientras mis dedos tocan suavemente tu lomo elástico

Mientras mi mano se arrebata al recorrer tu eléctrico pelaje creo sentir a mi mujer

Su mirada, como la tuya, bestia magnífica, como un dardo llega a lo más hondo 

Y un aire sutil, un aroma peligroso, emana de su nocturna piel

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...