Las medias
mentiras (¿o medias verdades?) son el recurso literario por excelencia. La literatura está hecha de
medias mentiras. Las medias mentiras son vigorosas porque manipulan la mente
con la ilusión de que existe lo verdadero.
jueves, noviembre 01, 2012
martes, octubre 30, 2012
¿Cómo se puede distinguir a un poeta de un
loco? Lucía, la hija de James Joyce, tenía la certeza que ella era la verdadera
genio de la familia, que eso se sabría pronto. Ambos tenían mentes
poderosas y oceánicas, según Jung, pero el problema estaba en que mientras
James nadaba, buceaba, Lucía se hundía hacia el fondo (del manicomio).
Ilustración: Nino Migliori. El Buzo.
viernes, octubre 26, 2012
Su reino era de este mundo y también
del vuestro
¿De dónde son los poetas? Una buena
respuesta la dio César Moro: “Mi reino es de este mundo, más no del vuestro”.
Pero el Toño Cisneros siempre le hacía ascos a eso de las frases, de los versos
preciosos. No perdía oportunidad de aclarar que no hay nada más huachafo que
andar haciéndose el especial. El Toño aseguraba (desafiante) que tenía los pies
bien puestos en este mundo. Se burlaba de los “sagrados” caminos para encontrar
“la belleza”. Un día incluso afirmó que la poesía no era el centro de su vida, que
había otras muchas cosas (más y mejores). Y así una obra jubilosamente
irreverente contra la retórica poética tuvo decisiva influencia en la retórica
poética de varias generaciones de la literatura peruana. Claro que la magia,
eso que llena de (autentica) originalidad a los poemas, es siempre personal e
intransferible.
El factor común entre los poetas
parece ser el egocentrismo y la laboriosa edificación de un universo paralelo.
No estoy seguro que el Toño haya sido más egocéntrico que los demás (como se
afirma), pero si me parece digno de atención el hecho de que no le interesara
para nada disimular el asunto. Resultaba incluso divertido en su conchuda
inmodestia. ¿Había construido el Toño su propio cosmos, un sitio que de facto
lo obligaba a ser algo extraterrestre? Seguro, no creo que se pueda ser poeta
sin tener esa habilidad. Pero a diferencia de la mayor parte de los coleguitas
el Toño detestaba empollar en sus confines y se inmiscuía sin asco en los
universos ajenos. Los que lo querían consideraban eso su particular estilo de
desplegar una exuberante vitalidad, su manera de eliminar distancias y estar
realmente presente. Los que no lo soportaban sentían seguramente que era un
tipo impertinente e intrusivo. Él probablemente se decía a sí mismo que ya que
estaba en posesión de una inteligencia tan ágil no resultaba saludable
contrariar la compulsión de ejercitarla a cada rato. Sin embargo detrás de esa parafernalia de
hombre “con calle” uno podía adivinar que estaba el otro, el que era adicto al
cariño de sus amigos, el que podía atreverse a lo ridículo, el inexplicable, el
que transformaba todo ese estupendo ingenio tan ostentosamente terrenal en
radiante poesía. Sí, en poesía, y sí, en algo exactamente refulgente.
martes, octubre 09, 2012
Premio
Guggenheim
Con los miles de dólares del premio Guggenheim Federico Peralta Ramos
estaba obligado a realizar una obra artística. De preferencia una obra maestra.
Se comunicó con un sastre y encargó trajes para 25 de sus conocidos (entres
amigos y enemigos). La comida fue en el hotel Alvear, un lugar sublimemente
dispendioso. La factura fue luego enmarcada para su eventual exhibición (y
adquisición).
jueves, octubre 04, 2012
Bonito,
todo me parece bonito
La
belleza es el enemigo de la expresión. Eso fue lo que dijo el notable
violinista Christian Tetzlaff a un grupo de estudiantes. Supongo que se refería
a que el preciosismo satura la oreja y no permite explorar zonas más hondas de
la topografía del alma. Hace un par de días volví a ver “El árbol de la vida”,
la aclamada película de Terrence
Malick, y la cosa estuvo clara: tanto caramelo para el ojo no le hace bien al
ojo. A pesar de que ese film tiene una ambición que conecta el drama íntimo con
la conflagración cósmica el abuso de imágenes de axiomática belleza nos
retrasa, nos empantana, nos impide alcanzar la trascendental meta perseguida.
El final, en particular, resulta emético en su aparatosa espiritualidad.
Ilustración: Irving Penn - Miyake Sunglasse. Lars
Hall collection.
miércoles, octubre 03, 2012
martes, octubre 02, 2012
Cabello
de Ángel
Se ha comprobado que el olor de la santidad es una mezcla de membrillo y
rosa. Por alguna razón tendemos a asegurar que no hay nada más exactamente
dulce que la repostería de las monjas. Su castidad y sus vínculos con todo lo
celestial es seguramente el misterioso ingrediente que hace más aéreo a todo
ese trigo y a toda esa miel. Pero el toque mágico es la insospechada aparición
del humor entre esos muros de clausura. Porque francamente hay que estar marcado
por una cierta sonrisa para bautizar a una empanada de hojaldre rellena con
crema pastelera como “Barriga de monja”, o llamar “Huesos de santo” a unas
varitas de almendras y azúcar. La receta de las “Virutas de San José” y del “Flan
de cerezas de la Ascensión” debe haber sido producto de una gozosa revelación. Mención
aparte merecen los benditos “Pingüinos”. En Arequipa los monasterios de Santa Catalina y Santa Teresa son los que
desde tiempos virreinales desarrollaron esta tradición que se remonta hasta la
Europa de la Edad Media.
Ilustración: cocina del Monasterio de Santa Teresa en Arequipa.
sábado, septiembre 29, 2012
Patas del alma
Duplas fascinantes abundan en la literatura y especialmente en el cine
pero, como hace notar Harold Bloom, lo extraordinario de la yunta tan desigual
entre Don Quijote y Sancho Panza no es solo su carácter fundador, sino su
peculiaridad: la comunicación entre ambos es de ida y vuelta. Ambos escuchan. A
pesar de lo disímil de su proyecto estos personajes confluyen constantemente a
lo largo de diálogos cotidianos. Y esa respetuosa confrontación genera una
evolución: la gloriosa locura del caballero andante empieza a adquirir un filo
insospechadamente sagaz, y la sensatez profesional de Sancho muta hacia el
territorio incierto de las interrogantes. Luego de tantas páginas conversando y
corriendo aventuras ninguno es el que era al principio. El compañerismo
transformador no es demasiado frecuente en la literatura (ni tampoco en la
vida), donde abundan los egocéntricos. Por ejemplo Hamlet, que al haberse
afincado en su oscura certeza parece que todo lo que escucha es para confirmar
sus convicciones. Y también la pobre Madame Bovary que muere de tanto escucharse
a sí misma, solamente a sí misma. Seguramente la clave del inmortal atractivo
de la obra de Cervantes es que supo crear una dupla de inesperada perfección.
Don Quijote, con su hermosa locura, es el paradigma del hombre que se resiste a
su destino al ras del suelo, que sabe que puede cabalgar en una elipse gracias
al poder de la poesía (digo poesía y no simplemente imaginación, porque la poesía
es una modalidad particularmente destilada de la imaginación). Sancho Panza,
por otro lado, hace uso del sentido común con una vitalidad que desenfunda
auténtica inteligencia, cuando no genio, otorga ese ingrediente que solo está
en las cosas palpitantes: la perspectiva.
Ilustración: Arlequin porToshio Enomoto
lunes, septiembre 24, 2012
Orgullo nacional y de los otros
Algunas personas piensan que es patético el fervor nacional por el
actual boom de la gastronomía peruana. Con sorprendente frecuencia varias de
esas personas suman su voz apasionada y desafiante a la de la tumultuosa barra
de algún club de fútbol. Lo más prodigioso es que también parecen convencidos de
que la configuración de su mente es invulnerable a toda incoherencia.
Ilustración: Ralf Winkler, alias A.R. Penck
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