martes, octubre 09, 2012

Premio Guggenheim



Con los miles de dólares del premio Guggenheim Federico Peralta Ramos estaba obligado a realizar una obra artística. De preferencia una obra maestra. Se comunicó con un sastre y encargó trajes para 25 de sus conocidos (entres amigos y enemigos). La comida fue en el hotel Alvear, un lugar sublimemente dispendioso. La factura fue luego enmarcada para su eventual exhibición (y adquisición).

El problema de ser un héroe

 Cuando muchos años después Jon Lee Anderson lo interrogó, el boliviano que se presentó como voluntario para ejecutar al Che Guevara estalló...