¿Qué ocurre cuando
ejercitamos la ficción sin saberlo? ¿De esforzados autores nos convertimos en
trágicos personajes?
sábado, marzo 02, 2013
jueves, febrero 28, 2013
Construimos una
interpretación para soportar la incertidumbre. Tenemos la fantasía de tomar el
control de la verdad a través de un sistema de ideas. La filosofía, la ciencia,
la historia, la sicología diseñan certezas que el tiempo demuestran efímeras.
El único momento en que (realmente) la fantasía de tomar el control de la
verdad resulta verídico se da cuando conscientemente ejercitamos la ficción.
Ilustración:
Antonio López.
viernes, febrero 15, 2013
viernes, febrero 08, 2013
Al interpretar la realidad optamos
con demasiada frecuencia por el blanco y negro. Claramente tenemos un problema
con los matices. Por ejemplo cuando avistamos una víctima solemos dejarnos llevar por cierta
condescendencia. Eso nos conduce a la urgencia de convertirla en alguien
virtuoso. Pero como dice Jon Lee Anderson ¿Qué pasa si esa víctima es una persona difícil,
moralmente compleja y cuestionable? ¿Entonces ya deja de ser una víctima? Eso
demostraría que en general nuestra solidaridad no es con seres reales sino con
imágenes creadas por nosotros y que estas reflejan nuestras personales
empatías. Es por eso que cuando mucha gente bienintencionada hace “trabajo de
campo” para intervenir ante una de las frecuentes casos de injusticia suele
caer en el desconcierto o la decepción. Leer la historia del mundo como una
contienda entre buenos y malos revela nuestra incapacidad de comprender lo
humano.
Ilustración:
Sebastiao Salgado.
lunes, enero 21, 2013
La persistencia
Por alguna absurda
razón una de las obsesiones de la especie humana es la inmortalidad. Ser uno
mismo siempre uno mismo. Pero para todo ser medianamente equilibrado es
evidente que esa aspiración pertenece al territorio de la fantasía. Todo lo que
nace tiene que morir, esa es la implacable ley de la naturaleza. Pero por
desgracia parece que ya no podemos estar seguros de nada. En un artículo
publicado el 28 de noviembre del presente año en el prestigioso New York Times
se nos informa que hay seres inmortales y, lo peor, que estos comparten el
mismo universo que nosotros. Esta especie, conocida por los científicos como
Turritopsis dohrnii, es una malagua que se niega a morir. Al alcanzar la edad
del declive final da marcha atrás e inicia un proceso que la hace cada vez más
joven hasta que llega a su fase más temprana de desarrollo, en cuyo punto
reinicia otro ciclo de vida. El biólogo marino japonés Shin Kubota señala:
"Una vez que determinemos cómo se rejuvenecen estas malaguas estaremos en condiciones de lograr grandes
cosas. Mi opinión es que vamos a evolucionar y convertirnos en inmortales.
"
Ilustración:
Piet Mondrian. Composition.
miércoles, enero 16, 2013
Escribir
y escribir
¿La creación artística es solo un método de
conocimiento? ¿La creación artística es solo un método de ser (y de estar)? ¿El
sentido de la literatura es exorcizar el caos? ¿El sentido de la creación
artística es solo parte del oleaje del universo? ¿La creación artística es
(estricta) consecuencia del flujo activado por el furor ígneo de la
posibilidad? ¿La creación artística no es más que la humana modalidad de esa
fuerza que obliga a la materia a retorcerse en sus caprichosas variables? ¿La
creación artística es un (intenso) estado de conciencia altamente codificado?
¿La creación artística es parte (objetiva) de la realidad objetiva? ¿La
conciencia (mecanografiada) de un evento físico afecta (objetivamente) ese
evento?
martes, enero 08, 2013
Mañana mismo
Los muertos no están
tan muertos como solemos creer. Estamos hechos de muertos. La clave que explica
el rostro que poseemos es algo heredado a través no solo de la genética, sino
de la conciencia colectiva, de la interpretación de lo pasado. Tendemos a creer
que cuando nuestra generación se ubica en el centro de la acción de lo
contemporáneo hemos alcanzado la consagración. El culto a la celebridad es una
perversión en el sentido en que su conexión con los supuestos logros
extraordinarios se ha hecho tenue y, en algunos casos, es producto de una
trampa, de un truco, de una mistificación. Los escritores que confesamente
escriben para la posteridad son vistos como seres trasnochados y patéticos. En
nuestro mundo el instante es lo que importa y la posteridad es algo que no
tiene nada que ofrecer a alguien tan físico, tan terrenal, tan inmediatista
como el hombre contemporáneo. Hacer las cosas para la posteridad suele ser
interpretado como una actitud de estúpida vanidad. Pero la esencia de intentar
realizarse con la conciencia de la posteridad da amplitud al proyecto personal.
En el fondo es colocar nuestro trabajo en un contexto verdaderamente realista.
La actitud que anima nuestro trabajo es decisiva sobre la calidad de este. Un
trabajo atento a la perspectiva histórica será más verídico, más hondo, porque
a pesar de su estridencia el presente es solo la punta del enorme iceberg de lo
real. Dado que el interlocutor válido es el que define la calidad del discurso
si uno se dirige a un transeúnte accidental se expresará de una manera apurada.
En cambio si uno se dirige a un jurado que calificará su ponencia, tendrá que
calibrar cuidadosamente cada una de sus palabras. ¿Pero si uno se dirige a un
auditorio cuya existencia es un tanto relativa, ya que la mayor parte de sus
miembros aún no han nacido? ¿Cómo modula su elocuencia? Seguramente será
cuidadoso de no apelar a soluciones de rápido impacto. Seguramente tratará de
apelar a lo puramente circunstancial tratando de revelar sus disonancias, de
denunciar su colorido coyuntural, de hacer la conexión de eso tan del presente
con lo otro, con lo que pertenece al mundo de los muertos o de los aún no
existentes. Sin embargo si bien lo
coyuntural, lo inmediatista, puede neutralizar la profundidad del creador, esto
es el signo de lo contemporáneo y puede y debe ser un tema atacado por un
artista. Un caso llamativo es el insólito documental Exit Through the Gift Shop
realizado por el británico Banksy, que se hizo famoso como grafitero, pero que
con esta reflexión sobre el carácter fetichista del arte demuestra cómo se
puede hacer algo trascendente con lo intrascendente.
Ilustración:
Ben Sandler.
viernes, enero 04, 2013
Una opinión no apunta a la verdad sino a actuar sobre la realidad.
Dicen que en determinado momento algo le pasó a la materia
bruta y se convirtió en materia orgánica: empezó a ensayar cambios sobre sí
mismo, se sintió lascivamente impulsada a reproducirse, a mantenerse encendida.
Pero el verdadero milagro ocurrió cuando dentro de esa máquina apareció un
fantasma que empezó a interpretar todo lo que había alrededor. Interpretar es
(para nosotros los humanos) sinónimo de ficcionalizar. La dinámica de lo humano
se sostiene en su capacidad de ficcionalizar. Solo existimos todo lo que nos
permite nuestra imaginación. Y por alguna extraña razón nuestra máxima ambición
es inventar la eternidad.
Ilustración: Alexander Calder. Two spheres.
martes, diciembre 25, 2012
viernes, diciembre 14, 2012
En las entrevistas uno siempre termina diciendo cosas que nunca dijo. Supongo que se debe a que
las entrevistas también pertenecen a la ficción. El entrevistado tiene en mente
una imagen de sí mismo que quiere hacer pasar por la verdadera imagen de sí mismo.
El entrevistador tiene una imagen del entrevistado que debe obligatoriamente
tener algunos atributos de valor periodístico. En esa confrontación surge una
deformación inevitable. Pero quien sabe, en realidad tal vez somos esa horrible
distorsión.
Ilustración: Guy Denning
viernes, diciembre 07, 2012
Cuando uno es muy joven
está atento, casi ansioso, ante la crítica. Cuando uno es un joven escritor la
crítica puede servir para orientarlo en su evolución creativa. Pero cuando uno
ha recorrido buena parte del camino la crítica ya solo sirve para fomentar la
vanidad o la amargura. Y esas son dos cosas esencialmente destructivas.
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