La persistencia
Por alguna absurda
razón una de las obsesiones de la especie humana es la inmortalidad. Ser uno
mismo siempre uno mismo. Pero para todo ser medianamente equilibrado es
evidente que esa aspiración pertenece al territorio de la fantasía. Todo lo que
nace tiene que morir, esa es la implacable ley de la naturaleza. Pero por
desgracia parece que ya no podemos estar seguros de nada. En un artículo
publicado el 28 de noviembre del presente año en el prestigioso New York Times
se nos informa que hay seres inmortales y, lo peor, que estos comparten el
mismo universo que nosotros. Esta especie, conocida por los científicos como
Turritopsis dohrnii, es una malagua que se niega a morir. Al alcanzar la edad
del declive final da marcha atrás e inicia un proceso que la hace cada vez más
joven hasta que llega a su fase más temprana de desarrollo, en cuyo punto
reinicia otro ciclo de vida. El biólogo marino japonés Shin Kubota señala:
"Una vez que determinemos cómo se rejuvenecen estas malaguas estaremos en condiciones de lograr grandes
cosas. Mi opinión es que vamos a evolucionar y convertirnos en inmortales.
"
Ilustración:
Piet Mondrian. Composition.