Una opinión no apunta a la verdad sino a actuar sobre la realidad.
Dicen que en determinado momento algo le pasó a la materia
bruta y se convirtió en materia orgánica: empezó a ensayar cambios sobre sí
mismo, se sintió lascivamente impulsada a reproducirse, a mantenerse encendida.
Pero el verdadero milagro ocurrió cuando dentro de esa máquina apareció un
fantasma que empezó a interpretar todo lo que había alrededor. Interpretar es
(para nosotros los humanos) sinónimo de ficcionalizar. La dinámica de lo humano
se sostiene en su capacidad de ficcionalizar. Solo existimos todo lo que nos
permite nuestra imaginación. Y por alguna extraña razón nuestra máxima ambición
es inventar la eternidad.
Ilustración: Alexander Calder. Two spheres.