Jorge Cuesta se aplicaba dosis de enzimas ácido tartárico y hasta ergotina
Su frente amplia y su mentón adelantado no tenían deuda alguna
Su cárcel molecular había sido abolida
La magia la inteligencia y el microscopio se daban cita en Jorge Cuesta
Irradiaba como el radium Jorge Cuesta irradiaba como el radium
Este escritor se hacía presente porque irradiaba como el radium
Era además Jorge Cuesta el ventrílocuo de sí mismo
Cuando hablaba no se sabía de dónde venía su voz
Caminaba con la medida matemática de un compás
Caminaba sin doblar las rodillas
Caminaba acarreando células que no encajaban con otras células
Jorge Cuesta había sido hecho con alguna tristeza petrificada
Y justo al atardecer el peso de su cráneo pesaba más de lo que pesaba su cráneo