Nos conocimos en
un recodo de la calle San Francisco
Tú eras a veces
la más bella y a veces solo la más rara
Yo era el
incompleto el vago el mitómano indomable
Y entre tanta gente que confunde lo azul
decidimos que ya basta
Que podíamos estar
que podíamos ir que podíamos salir
Que por qué no
explorábamos cada parte perecedera del cuerpo humano
Que por que no
alzábamos cada ojo hacia las nubes buscando a ti y a mí
A ti y a mí
A ti y a mí
Como el cazador
oculto
Como ese astronauta
que conquista una estrella distante
Para consagrar
Para convertir a
todos a la novísima quimera
Y fue así como
decidimos ser más que una pareja
Ser brigada
Y ocurrió así
Robamos el viejo
carro de tu padre y apuntamos directo a la variante de Uchumayo
Buscando el
calor, el agua, los miles de minutos que eran solo nuestros
Nos dirigimos a
la pampa de la Joya
Y aquel día algo
vibraba sobre el camión de las verduras
Subimos a un
cerro pelado y gritamos los nombres de
personas desconocidas
Nombres que no
le decían nada a nadie ni a nada
Pero que
deberían decir
Prendimos una
sarta de cohetones y aullamos como perros callejeros
Como lobos
Y sentimos que
de pronto después de mil millones de años
Algo se detuvo
justo bajo nuestras zapatillas
Y ocurrió así
Ella dijo
Contaré hasta
tres
Uno dos tres
Bien pudo ser
cosa de magia cuando nos transformamos
Yo en yo pero no
en solo yo
Y ella en ella
pero no en solo ella
Llegaban malas
noticias de todas las partes pero nosotros sabíamos
El combate entre
el mal menor y el otro mayor es imperecedero
Y ocurrió así
Ella solía
cantar cuando yo pulsaba mi guitarra
Fuimos entonces lo
que son los amantes desesperados
Siempre al borde
de ser adecuados
Siempre al borde
de nada
Y se escuchaba todo
en las huertas de Umacollo
En las arenas
ardientes de Mollendo
En la cuesta
empinada hacia el centro histórico
Al cielo solíamos
mirar como quien mira un televisor de 60 pulgadas
¿De qué nos
sirve luchar si solo haremos la variación de un mismo tema?
Y vimos que
incluso recitar tenía su parte angustiante
¡Que se pudra
este ramo de rosas, pero no antes que usted, señora Keiko!
Y ocurrió así
Los días de
antes y los días de ahora aparecían como naipes sobre una mesa
La gente era
hermosa era terrible era horrible
¿Para qué, para qué,
para qué?
Si de aquí
también tendremos que huir cada día