lunes, octubre 09, 2017
Examen final
Esa mañana habían entregado las notas finales en el Max Uhle. El temor que lo había atenazado los últimos días se había cimentado. Ahora sufría un estado desconocido. Su cabeza giraba vertiginosamente cuando empujó la puerta del comedor y vio a su padre tomando una sopa de fideos. Se lanzó hacia él sin poder reprimir las lágrimas y dejó escapar un grito o aullido: ¡Voy a repetir! ¡He perdido el año! Su padre lo contempló con esa mirada siempre nocturna. Le tocó la cabeza: No te preocupes, hijo, todos los años se pierden. En ese instante aquel niño de once años sufrió la primera mutación de su larga vida.
El efecto misterioso de la violencia de Dios
Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...
-
A pocos metros de la calle Puente Bolognesi, entrando al antiguo callejón del Solar, quedaba la picantería El Gato Negro. Fue la primera p...
-
Edmundo de los Ríos fue uno de esos enigmáticos escritores con una obra excesivamente secreta. Tal vez eso tiñó su destino. Tal vez su te...
-
La mujer abrazó su pierna y posó su rostro sobre la preciosa rodilla. Quería echarse a llorar. Con lágrimas lentas. De cristal. Quería ec...