Un viejo amigo tenía un nombre para su cevichería soñada: Cementerio
Marino.
sábado, octubre 08, 2011
martes, octubre 04, 2011
Peruanos aparecidos
Acaba de llegar a este
remoto rincón Nabokovia Peruviana, de
Fernando Iwasaki. Es una colección de textos previamente usados que aparentemente
encontraron su motivación al calor de la pesquisa casi detectivesca por “atrapar”
páginas (en los intrincados callejones de la literatura) donde incidentalmente aparecen
peruanos, o lo peruano como exótica referencia. Iwasaki descubre, por ejemplo, la
secreta e incaica identidad de uno de los personajes de En Busca del tiempo perdido. Nos alerta que Sherlock Holmes
advirtió a tiempo sobre el vampirismo de los peruanos. Nos muestra cómo Melville resultó profético
cuando puso en su Moby Dick que en
Lima “hay un alto horror en la blancura de su dolor”. Revela también que, según
el aciago Lovecraft, en un estante de la biblioteca de la Universidad San
Marcos está disponible un ejemplar del abominable Necronomicón. Todo muy interesante, pero luego de terminar la
lectura lo que queda flotando son las páginas donde algunos escritores nos
sorprenden por llevar la palabra “sinvergüenza” a niveles insólitos.
Normalmente la ambición
de todo escritor es ser recordado por una proeza creativa, pero parece que el
arequipeño Alberto Guillén se ha ganado su lugarcito en la historia de la
literatura por una simple pendejada. Según cuenta Iwasaki en el texto que
sirvió de presentación a la reedición española del 2001 de La linterna de Diógenes, Guillén
llegó a Madrid a mediados de los 20 y consiguió entrevistar a 38 autores. La adulación
sin duda le sirvió para bajar la guardia de los famosos que vieron en el joven
desconocido un potencial propagandista en Hispanoamérica. No contaban con que el reportero permanecía
al acecho de los aspectos menos favorables. Editando las respuestas con mala
leche y sumando comentarios agraviantes consiguió que su libro tuviese acogida
en el territorio del escándalo. Ese acto de violento desprecio hacia la elite
del momento hubiese podido traducirse en una rebeldía contra algún falso olimpo
si la pluma de Guillén nos hubiese mostrado una nueva perspectiva, una mirada
auténticamente reveladora. Desgraciadamente su arrogancia estaba alimentada principalmente
por resentimiento y frivolidad. Otro de los personajes turbiamente llamativos de
Nabokovia Peruviana es Alberto
Hidalgo (Arequipa, 1897- Buenos Aires, 1967). Según Iwasaki, este “nació con la
«nevada», pero al igual que Obélix –que de pequeño se cayó en una marmita de
poción mágica- sus efectos fueron permanentes en él. (…) No habló bien de casi
nadie y habló mal de casi todo el mundo.” La visita de Hidalgo al viejo
continente fue registrada por Ramón Gómez de la Serna que lo definió con
puntualidad anotando que era un tipo “sincero hasta lo grosería”. Con la arrebatada idea de convertir el insulto
en un arte Hidalgo se ha consagrado como el más grande panfletario de la
literatura peruana. Eso, en alguna parte, debe tener sentido.
Uno de los problemas de
optar por ser escritor es que este es el oficio más peligroso del mundo: uno
siempre va por el filo del abismo. Los escritores que olvidaron poner una coma,
imprescindible para conseguir el efecto preciso, no reciben la nota aprobatoria
en el juicio del tiempo: vagan por toda la eternidad en los rincones más
polvorientos de las librerías de viejo. Pero hay una triste redención: la condena,
la caída, el fracaso, son potencialmente mucho más interesantes como tema para
un aspirante al éxito que el éxito mismo. Iwasaki cita a Oscar Wilde: “un gran
poeta es la más prosaica de todas las criaturas, pero los poetas menores son
absolutamente fascinantes”.
Esta recopilación de
textos de Fernando Iwasaki es particularmente provechosa no solo por los
divertidos datos mencionados, sino porque de alguna manera incita a reflexionar
sobre la condición de extra, de personaje secundario, de nuestra peruanidad.
Somos tan periféricos que cuando logramos colarnos un instante al festín
principal no podemos evitar dar un saltito de alegría. Finalmente este es un
libro que ostenta el sello de una noble actividad, la de los buscadores de
tesoros en la intrincada jungla de lo olvidado. En estos tiempos
hiperconectados e hiperinformados estos clásicos exploradores deberían
encontrar su edad dorada, pero todo indica que siguen siendo una secta hermética
y muy exclusiva. Los otros, la desdichada mayoría, solo dedican la banda ancha
para navegar entre las tendencias de cada temporada.
El
Paso, Texas, octubre del 2011
Nabokovia
Peruviana, Fernando Iwasaki Cauti. Aquelarre Ediciones y La Isla del Sistolá (Arequipa,
Sevilla 2011)
viernes, septiembre 23, 2011
martes, septiembre 20, 2011
viernes, septiembre 16, 2011
Rin Tin Tin
Su rostro tenía una expresión generosa,
quizá un tanto triste, como si estuviera viendo con algo de resignación, o de
piedad, todo el asunto de vivir.
lunes, septiembre 12, 2011
El éxtasis de Bolaño.
Visto por sus amigos, editores, vecinos y allegados.
Y por Vargas Llosa.
Bolaño asegura que fue feliz cada uno de los días de su vida
(por lo menos un ratito). Dice también que el éxtasis, que en ocasiones prueban
los verdaderos artistas, es adictivo. Documental (58 minutos) de la RTVE.
jueves, septiembre 08, 2011
miércoles, agosto 24, 2011
Acciona el pedal del pampapiano.
En el buzón apareció hoy Avenida Sol / Greenwich Village, de mi viejo amigo Odi Gonzales, que fue presentado hace muy poco en las inmediaciones de la cordillera de los Andes.
CASTA
Mis ancestros,
herederos del mal de bocio,
rescatistas de sal
sin yodo
de las vetas y
canteras rocosas
Trajinantes
empalagados
con pasta pura de
cacao
Semillistas
de granos
mejorados
Y vegetarianas
(mínimo desgaste
dental
indica dieta
blanda)
Mis ancestros
que sabían
regular
los flujos de sus
mujeres
haciéndolas
orinar sobre tierra
levemente
removida
por una pelea de
alacranes
colorados
(época de celo)
Mis ancestros
Tratantes de
ganado-tropa
Oficiantes y
herbolarios
Observantes del
régimen de vientos
me alumbraron de
pie
casa matriz
en los tendales
de un valle templado
Nutridos con la
leche doncel
del maíz tierno
Y nutrientes de
la hoja de coca
Mis ancestros mis
mayores
Tejedores de
redes y esterillas
de pesca
Diestros en
técnicas de riego
por tabladas
Convergen, se
enciman aquí
alta mortandad
CONQUISTA
Nina Sonqo,
obsecuente hija
del caudillo de la irreductible nación Walla, enemiga del Cusco; voluble,
confinada en el balneario imperial de Pachar, irrumpió en el lecho nupcial, en
el harén del Emperador y dijo: Señor,
¿Puedo asentar mi
ollita en el fogón?
Y el Inka la hizo
su concubina
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