lunes, noviembre 12, 2012


Una de las cosas menos elegantes de la dinámica de la vida es que con todo el trabajo que cuesta vivir, al hacerse viejo uno no se hace mejor persona. Principalmente se amontonan trucos para tratar de imponerse al creciente desencanto. Pero lo peor es mirar alrededor y contemplar como lo luminoso se hace opaco y sentir que es tan fácil convertirse en uno más de tanto miserable.
Ilustración: Bartolomeo Bandinelli. Estudios.

Libre como un barco perdido en el mar

Durante la segunda mitad del siglo XX, Per Tangvald navegó los océanos como si fueran extensiones naturales de su alma. Los conocía con la f...