Una de las cosas menos
elegantes de la dinámica de la vida es que con todo el trabajo que cuesta vivir, al hacerse viejo uno no se hace mejor persona. Principalmente se amontonan
trucos para tratar de imponerse al creciente desencanto. Pero lo peor es mirar
alrededor y contemplar como lo luminoso se hace opaco y sentir que es tan fácil
convertirse en uno más de tanto miserable.
Ilustración: Bartolomeo Bandinelli. Estudios.