lunes, octubre 24, 2011


Cuenta Vila Matas que en el libro Artistas sin obras (1997) de Jean-Yves Jouannais se menciona a un tal Firmin Quintrat. Este joven emprendió un viaje alrededor del mundo con el minucioso objetivo de asimilar rostros. Registró miles. En determinado momento escribió a su hermano que por fin se había convertido en artista. Especificó que su obra no iba a estar compuesta por acuarelas, estatuas o poemas. Su obra era su mirada. En consecuencia resultaba  forzoso hacer los arreglos para que aquellos ojos que habían visto tanto sean expuestos en sendos frascos transparentes.


Libre como un barco perdido en el mar

Durante la segunda mitad del siglo XX, Per Tangvald navegó los océanos como si fueran extensiones naturales de su alma. Los conocía con la f...