Cuenta Vila
Matas que en el libro Artistas sin obras (1997) de Jean-Yves Jouannais se
menciona a un tal Firmin Quintrat. Este joven emprendió un viaje alrededor del
mundo con el minucioso objetivo de asimilar rostros. Registró miles. En
determinado momento escribió a su hermano que por fin se había convertido en
artista. Especificó que su obra no iba a estar compuesta por acuarelas,
estatuas o poemas. Su obra era su mirada. En consecuencia resultaba forzoso hacer los arreglos para que aquellos
ojos que habían visto tanto sean expuestos en sendos frascos transparentes.
lunes, octubre 24, 2011
El problema de ser un héroe
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