miércoles, julio 10, 2024

Blanca y roja


Siempre sentí que la selección era una espina clavada en mi corazón, una manera que tenía el universo de abofetearme. Por ello, me esforcé por ignorar todos y cada unos de sus partidos, albergando la ilusión de que, mágicamente, nuestros delanteros tendrían por fin el puntillazo certero. Sin embargo, hace poco me enteré, de casualidad, que la selección nacional sigue tercamente su triste trayectoria.

sábado, junio 08, 2024

Un clavel en el andén de la provincia


 "El Andén de la Provincia" es una revista de poesía que descarrila la noción convencional de que la cultura se gesta únicamente en las grandes metrópolis. Desde un rincón aparentemente alejado de los focos literarios, esta publicación bimensual se erige como un nexo invisible que conecta voces poéticas de diversos puntos cardinales, demostrando que la inspiración no conoce fronteras geográficas.

Bajo la dirección de Misael Ramos, propietario de la emblemática librería Licántropo, "El Andén de la Provincia" se ha convertido en un faro que atrae a poetas de renombre y talentos emergentes por igual. En sus páginas finamente impresas, el lector no solo encontrará versos inéditos de plumas consagradas como Ali Ahmad Said Esber, Anne Carson, Mario Montalbetti, Carlos Germán Belli, Rossella di Paolo y Giovanna Pollarolo, sino también la frescura de poetas jóvenes como Patricia Alba, Oscar Malca, Alonso Ruiz Rosas, y Odi Gonzalez.
La joya de esta edición es, sin duda, un poema inédito recientemente descubierto de Atahualpa Rodríguez, un hallazgo que reafirma el compromiso de la revista con la preservación y difusión del patrimonio poético. Así, "El Andén de la Provincia" no es solo una plataforma, sino un archivo vivo de la poesía contemporánea.

En un mundo donde la comunicación se mide en segundos y gigabytes, esta revista nos recuerda que la verdadera conexión se teje a través de metáforas y ritmos. Cada dos meses, este andén provinciano se convierte en una estación central donde convergen trenes cargados de versos, demostrando que en la república de las letras, todos los caminos conducen a la poesía, sin importar el punto de partida. (El Deber. 6 de junio 2024)

domingo, mayo 26, 2024

Dichosos los ojos que te ven


¿Cómo es alguien que no es un farsante?
¿Si calibramos poderosos instrumentos podemos aislar a un sujeto 100% impoluto?
Holden Caulfield detestaba a los farsantes y quería refugiarse en una remota cabaña 
Holden Caulfield quería declararse 100% sordomudo 
Su mujer ideal obligatoriamente tenía que ser una babe sordomuda
Por alguna razón pensaba que los sordomudos son maravillosamente no farsantes
También los que viven en una remota cabaña
¿Pero sólo es posible no ser un farsante bajo condiciones de laboratorio?
Hay por ahí demasiada gente merodeando que asegura tajantemente que no son farsantes
Incluso lo proclaman en voz muy alta cuando están en el baño frente al espejo
Son capaces de matarte si afirmas lo contrario
Por eso cuando te sueltan eso de qué gusto verte que bien se te ve que tengas un feliz año ni se te ocurra decir lo que pasa por tu mente

Ilustración: Yago Partal.

lunes, abril 15, 2024

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas

¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la interpretación del dolor? 

¿A qué se debe esa audacia magistral que humilla amplias zonas de lo razonable?

¿Por qué esa ilógica reinvención de la belleza?

La respuesta es simple: él sufría un caso grave de hiperestesia

Varios declararon incluso que solía angustiarse por el simple hecho de estar vivo

Pero sobre la faz de este planeta feroz no hay nadie que no tenga alguna herida desgarradora

Es cierto

No hubo no habrá

Pero la de César Abraham Vallejo Mendoza era una herida sobresaliente

Vallejo no sólo miraba de frente sino que también escrutaba de espaldas

Él conocía los cristos del alma

Él sabía lo que es tener marías que se van

Él tenía una idea de la técnica para cocinar águila al vino

Cuando él pensaba en el pasado no pensaba en el pasado 

Él estaba en el pasado

Y él se lanzaba de lleno hacia el futuro con su bien planchado traje gris 

Y él llegaba hasta demasiado allá hasta bien allá hasta donde estamos todos los demás

Pero lo más importante es que el buen Vallejo había sido bendecido por un poderoso procesador integrado en lo más hondo

El poeta recibía todos los datos salvajes y algo daba vueltas vertiginosamente en su enorme cabeza 

Y saltaban esos versos inauditos directo a la estremecida página en blanco

Y mientras ocurría todo eso él comía incluso un pan recién salido del horno

¿Pero por qué un pobre tipo de un pueblo remoto ostentaba una prodigiosa herida en este redondo planeta tierra? 

Sabe Dios

Pero la herida de César Vallejo era una herida que se alojaba en una tremenda coordenada 

Era una herida que estaba en el núcleo mismo de todo lo que se agita

Por eso

Porque esa herida producía el gran dolor

Un dolor parecido a la secreta  y absoluta jaqueca 

Un intenso dolor en el gran hueso fidedigno 

Un dolor  en ese órgano vital que se enciende demasiado

Un dolor  que florece por allá en toda la extensión del terrible acaso 

Un dolor que obliga a vibrar a todas las vocales

Un patético  sentimiento tan absolutamente  fascinante que hasta hace destellar el dorso de una lágrima

sábado, abril 13, 2024

Poeta para leer en el metropolitano

En uno de sus poemas, Jorge Eduardo Eielson advirtió que su corazón estaba latiendo estúpidamente desde el amanecer del 13 de abril de 1924. Durante más de ochenta años este poeta estableció así una conexión entre el territorio que había colonizado el pulso de su corazón, y la amplia región del mundo exterior que se extiende hacia el fulgor de las estrellas. Muchos creen firmemente que solo después del padre Vallejo se alza Eielson como el más impactante poeta del Perú. Su amigo Szyszlo contaba que, ya desde muy joven, Eielson tuvo la aureola de una persona especialmente dotada, y esto quedó confirmado cuando a los 21 años recibió el Premio Nacional de Poesía por un primer libro que exhibía perfección verbal y un altísimo refinamiento.

Algo que los poetas pueden hacer con gran facilidad es cometer errores. La obra de los buenos bardos tiene solo un 10 por ciento de poemas a los que estos deben su relevancia, el 90 por ciento restante es material algo prescindible. Eielson es un caso raro porque encontró la manera de que el 90 por ciento de sus poemas prescindibles sufrieran una mágica mutación hasta convertirse en algo en cierto modo más interesante que lo imprescindible. Quizá porque incluyó el ingenio, el virtuosismo, la travesura, la audacia, el error y probablemente hasta el reconocimiento de la estupidez intrínseca de lo humano en su paleta cromática. Pero lo que sí queda claro es que  el 10 por ciento de la obra de Eielson contiene sólidas obras maestras. Ya lo dijo él en algún lugar: mi cerebro es de oro puro, mi corazón de terciopelo, mi sexo de cristal.

El acontecimiento trascendental en la vida de todo ser humano es el momento en que este  se mira en el espejo. Esta experiencia ha sido clave en la composición de algunos de los mejores textos de este poeta peruano quien, usando sus autorretratos, nos transmite un insólito universo diseñado con trazo limpio y exacto colorido. Su poesía navega así con la gracia de un bailarín entre metáforas sorprendentes y brillantes adjetivos. 

Pero la vida real de Jorge Eduardo Eielson parece haber tenido también materia para la leyenda. Como muchos artistas tuvo un asunto con sus progenitores. Según cuenta Martha Canfield, su madre lo entregó a tres mujeres que se encargaron de educarlo con -en ese orden- el rigor, la ternura y la música. Su madre, sin embargo, solía visitarlo, y cierta mañana le explicó que su padre había muerto. Solo muchos años después, ya hacia el final de su vida, pudo por fin enterarse que el apellido Eielson lo había heredado de un ciudadano norteamericano que, luego de engendrarlo, había huído hacia el norte sin jamás mirar atrás. Se enteró también que en Wisconsin tenía un par de hermanas, que tampoco miraban hacia atrás. 

La conexión entre cosas desiguales es algo que hace muy bien la poesía de Eielson, y fue quizá eso lo que alimentó su vocación interdisciplinaria, su afanosa búsqueda experimental. Su capacidad de conseguir encuentros felices entre universos diferentes provoca siempre un estallido de maravilla y de revelación. Sus poemas navegan con fluidez entre varios terrenos: lo banal, lo visceral, lo clásico, lo exquisito, lo cósmico, lo superficial y lo extraordinario. Eielson es también capaz de señalar a la amargura, al sollozo y a la tristeza con tan admirable elegancia que extingue cualquier telúrica resonancia. Tenía entonces algo de sentido aquella carta que en los años sesenta escribió a la NASA solicitando que, llegado el momento, acepten la misión de arrojar sus cenizas en un cráter de la luna.

Ilustración: El rostro infinito. J.E. Eielson.

viernes, marzo 15, 2024

¿Dónde están los buenos?

 


Durante décadas se fue constituyendo la idea de que la víctima emblemática y mediática universal eran los judíos. Miles de libros y películas provocaban nuestra indignación hacia los alemanes de Hitler y nuestra compasión por sus millones de víctimas. Por eso en estos días resulta tristemente desalentador ver como Israel, la nación del pueblo tantas veces herido, se comporta con extrema ferocidad contra la población civil de la franja de Gaza. Como el criminal que trata de intimidar a los testigos de sus delitos, las autoridades israelíes y demasiadas asociaciones judías alrededor del mundo, repiten con tono amenazante eso de “no habrá olvido ni perdón” contra sus críticos. Esta situación se ha hecho muy evidente hace unos días cuando el realizador británico de ascendencia judía Jonathan Glazer al recibir su premio Oscar dijo: “Ahora comparecemos aquí como hombres que se niegan a que su judaísmo y el Holocausto se vean secuestrados por una ocupación que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes, ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o del ataque que se está llevando a cabo en Gaza”. Inmediatamente fue acusado de apuñalar por la espalda a los suyos. Es entonces claro que para Israel la raza te determina. Una triste idea que siempre ha hecho posible justificar los actos más vergonzosos contra los “otros”, a los que rutinariamente se ve como una amenaza.  

martes, febrero 13, 2024

Inka Trail (Versión definitiva)


Inka Trail fue publicada por primera vez en 1998 por El Santo Oficio, en la ciudad de Lima. La nueva versión, ampliamente corregida, fue incluída en el tomo Obra reunida, publicado en Arequipa en 2012. Desde 2023 la novela está disponible en formato para Kindle en  la web de amazon.com
Haga clic aquí.

Me encantan las historias. Soy un lector asiduo. Mis primeras aventuras con la literatura ocurrieron a los 10 años, cuando empecé a escribir una novela titulada El capitán Tormenta. Mi intención era superar a Emilio Salgari, pero después de que las primeras ochenta páginas atrajeran la atención de un grupo de parientes, sufrí un repentino bloqueo de escritor que duró largos años. Durante mi extendida adolescencia, descubrí que si los galenos me hubieran atrapado, me habrían diagnosticado un llamativo caso de trastorno de atención. Eso evitaba que yo pudiera sostener la debida concentración para emprender proyectos de largo aliento. Por eso me dediqué a escribir poemas, porque las palabras surgían de pronto, casi como en el decimonoveno ataque de nervios. Nunca, sin embargo, abandoné la idea de escribir una novela. Y cuando durante la última década del siglo XX pronuncié en voz alta la famosa frase “ahora o nunca”, di el primer paso escribiendo una carta de renuncia a un trabajo en el que era casi imposible que me despidieran. Acto seguido, me largué a la ciudad del Cusco. Me gustaba ese sitio porque, por alguna razón, pensaba que allí recalaban todas las almas perdidas. Y fue así como escribí una historia desde el punto de vista del cantinero de uno de esos legendarios bares de la noche cusqueña. 

Sé que hay escritores que escriben una obra maestra en pocos meses y luego se dedican a disfrutar de su relevancia. Por desgracia, yo no soy uno de esos. Escribo laboriosamente y tengo una prodigiosa tendencia a cometer errores graves. Por eso estoy obligado a corregir y corregir y corregir. Cuando terminé Inka Trail la envié inmediatamente al editor, mi viejo amigo Guillermo Cebrián. Pero la novela no estaba como tendría que estar. Y años después, alejado ya del mundanal ruido en las praderas de Texas, volví a la mesa de trabajo. Creo que ahora está mejor.


4799 pulsaciones por hora

¿Es el lunes un día obligatorio? Vibra la Vía Láctea Vibra la República del Perú Vibran las lomas del desierto de Arequipa mientras yo aquí ...