miércoles, julio 10, 2024

Blanca y roja


Siempre sentí que la selección era una espina clavada en mi corazón, una manera que tenía el universo de abofetearme. Por ello, me esforcé por ignorar todos y cada unos de sus partidos, albergando la ilusión de que, mágicamente, nuestros delanteros tendrían por fin el puntillazo certero. Sin embargo, hace poco me enteré, de casualidad, que la selección nacional sigue tercamente su triste trayectoria.

El efecto misterioso de la violencia de Dios

  Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...