Hay que ser un sujeto
melancólico
Con
esa llama de invicta voluptuosidad
Con
esa burbuja de ardiente veneno
Para
localizar entre la rancia multitud
Al
pequeño demonio
Para
distinguir la inexacta posibilidad
En
esos indicios
Que
la desesperación
La
vergüenza
Y
las lágrimas me prohíben enumerar