jueves, enero 17, 2019

Hombre bajo la lluvia para dummies




A pesar de que estamos claramente enraizados en el universo de lo finito el movimiento rotatorio que empuja los minutos parece funcionar en base a la potencia ígnea de la nada, del vacío, de la ausencia. Lo que somos es por culpa de lo que no somos. Un mecánico alguna vez se atrevió a acuñar una frase: El sentido de la vida es llenar un vacío. Cuando se alcanza una meta se engendra la plenitud durante lo que dura un estallido. Entonces se genera un nuevo vacío. El pistón, la biela, el cigueñal. El sorprendente fenómeno de la danza de lo determinado con lo indefinido. ¿Pero qué contiene ese vacío que tanto queremos llenar? Ser capaz de crear potencia (equiparable a la de rojos impalas) en base a la crisis provocada por una ausencia es algo que tiene su belleza. Porque uno tiende a creer que un vacío es algo densamente ocupado por nada. Pero no. La nada es algo que hemos robado de otro universo. Aquí en esta habitación, en este planeta, en esta galaxia, todo está repleto, todo tiene algo. Lo que ocurre es que estamos acostumbrados a suponer que lo que no vemos, lo que es invisible, no existe. Pero en esa zona ominosamente indefinida está lo impertérrito.
El viejo mecánico mencionado anteriormente aseguraba que si bien la dinámica de la vida es emocionante, el responsable último de la continuidad es la inercia. Seguimos hipnóticamente el pulso de la ruta, la blanca y discontinua línea de la carretera. Y nadie, nunca, parece creer que hay un momento en que el motor dejará de rugir y se plantará en seco en medio de la carretera. Todos somos adictos a las explosiones que nos movilizan, por imperceptibles que sean, pero ese frenesí esconde un miedo. Sí, ese vértigo es la clave. Ese vértigo es una oscura modalidad de la fascinación. Y esa fuerza gravitacional tiene su origen en la nada. La verdadera nada. Lo que no se mueve. Lo que nunca se movió.
Ilustración: Eielson.

Los últimos 10 años

No sé muy bien que he hecho en los últimos diez años Lo que sí tengo claro es lo que no hice No he ganado una suma exorbitante en la loterí...