Algo más profundo que el vino
Graham
Greene decía que si uno observa con la debida atención a una persona -cualquier
persona- es inevitable sentir piedad.
En ese orden de cosas si un poeta -cualquier
poeta- se observa a sí mismo con la usual atención, resulta inevitable que este empiece a convencerse que él –nada menos- es un integrante de la
especie de los genios.