jueves, enero 09, 2025

El efecto misterioso de la violencia de Dios

 

Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra.


Los abandonados campos de cultivo fueron espontáneamente sumados a las selvas vírgenes.


El CO2 se precipitó y la temperatura declinó en toda la faz del planeta Tierra.


La ciudad de Cremona se hallaba entre un bosque de abetos y uno de arces.


Los anillos de crecimiento de los árboles se apretaron y la madera alcanzó una prodigiosa densidad.


Tocado por un arrebato, el luthier Antonio Stradivarius ensambló y barnizó un violín de mortífera belleza.


Nunca se enteró que todo se lo debía a los tercos afanes de don Cristóbal Colón.

Los terribles otros

  Todos creemos que nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. En algunos aspectos, tal vez, pero en lo físico nadie nos conoce peor que no...