Sombras (nada más)
Carlos Aranibar afirma en uno de sus excelentes ensayos que escribir poesía es para el
poeta una manera de escapar de su sombra. Probablemente se refiere a que la
parte más estrictamente terráquea del poeta de alguna manera se sublima en el minuto
de la poesía. Esa es una idea empedernidamente romántica. Pero a nosotros se
nos ocurre en este instante que la vieja y algo cursi idea de la sombra como enigmática
adherencia puede ser reinterpretada. El poeta resultaría entonces alguien que, consciente de que la
sombra es producto del conflicto entre la masa oscura y la energía luminosa,
decide descifrar (y hasta se atreve a recodificar) esa forma que nos persigue
incansable.
Foto: Christopher Lucka.