lunes, agosto 05, 2013


Edith Sodergran


Dios

Dios es el lecho sobre el que nos extendemos en el todo
replicando a las estrellas con ojos tan azules
Dios es la almohada sobre la que inclinamos la cabeza
Dios es el apoyo a nuestros pies
Dios es el arsenal de ímpetu y una impoluta oscuridad
Dios es el alma inmaculada de todo lo no visto
y el cuerpo ya rancio de lo jamás deliberado
Dios es el agua dormida de la eternidad
Dios es el grano fértil de la nada y el puñado de cenizas
de los mundos incendiados
Dios es la infinitud de los insectos y el éxtasis de las rosas
Dios es un columpio vacío entre el todo y la nada
Dios es el grillete de las almas
Dios es un arpa para la mano con la ira más violenta
¡Dios es todo aquello que el deseo puede hacer descender a la superficie  de esta tierra!

(Versión mía)

El efecto misterioso de la violencia de Dios

  Con la llegada de Cristóbal Colón se restaron cincuenta y seis millones de individuos al planeta Tierra. Los abandonados campos de cultivo...