viernes, noviembre 30, 2018

La urgencia de alterar la maldita geografía



¿Por qué el amor preocupa tanto a los cantantes y a los constructores de versos? Un tema que ha escapado al ojo avizor de los teóricos de la conspiración es que todo el mundo sufre de claustrofobia. Se ha demostrado, además, que el amor es el recurso favorito de los que quieren escapar de sí mismos. Es por eso que hasta el 51 por ciento de los poemas escritos se han arrebatado con este radiante misterio. Y todo el que ha experimentado este particular estado mental sabe que el amor es una actividad parecida a la de los exploradores que quieren descubrir continentes para alterar definitivamente toda la geografía. El amor se reduce entonces a una cosa: uno que siempre ha vivido aquí de pronto siente una imperativa fuerza magnética que lo obliga a salir de aquí e ir hacia allí. Justo ahí.
Fragmento de texto leído en el Hay festival Arequipa 2018.

viernes, noviembre 23, 2018

Qué diría si alguien pregunta




Como solía asegurar Alfred, la acción sucedió en ningún sitio, es decir en Arequipa. Arequipa era una provincia más remota de lo que es hoy, y uno dedicaba buena parte del día a saludar a los transeúntes. En aquellos tiempos todos solíamos beber abundante pisco adulterado en mesas de formica celeste. Yo era muy dado a la euforia y siempre, siempre, patrullaba con un folder de poemas recién cosechados. Sin duda era un tipo fastidioso, porque me metía en el papel de poeta joven y lanzaba los poemas sin provocación previa, en voz muy alta, llevando el ritmo con la mano derecha. Hasta que un día, no sé por qué, una chica hizo la pregunta: ¿Cuándo empezaste a escribir? Aparentemente yo había esperado años a que alguien formulase esa grave interrogante y tenía la respuesta ya mecanografiada. Creo que dije algo sobre mi vieja Underwood y sobre el mundo desolado y aquello de solo la poesía y nada más que la poesía.
Esa fue la primera vez que advertí que la gente tenía una especial predilección por la mentira. Pero, ¿qué es lo que debía haber respondido? ¿Empecé a escribir porque había una preciosa chica en la calle La Merced? ¿Empecé a escribir porque quería explorar los límites del lenguaje humano? ¿Empecé a escribir porque un día sentí que mi mano vibraba inconteniblemente? En realidad, si es obligatorio ser fiel a la verdad, empecé a escribir porque la poesía es una ambición. Una pura y simple ambición.

Ser salvaje era algo que estaba muy de moda en los años setenta. Ser salvaje y ser joven era la manera de estar en la onda en aquellos remotos tiempos. Y ser salvaje y ser joven y pertenecer a una manada era algo que parecía obligatorio. Por esa razón los poetas creían necesario institucionalizarse lanzando revistas y manifiestos bajo alguna etiqueta resonante. Si bien mis amigos y yo fuimos culpables de publicar la revista Ómnibus y algún travieso manifiesto, lo hicimos impulsados por un ritual que era simultáneamente afirmativo y negativo. Porque ya en aquellos remotos tiempos adivinábamos que la fiesta, la ironía y el humor, pueden perfectamente rimar con el furor, la ira y las diversas formas de la acción. 

Fragmento de texto leído en el Hay festival Arequipa 2018.

La herida más hermosa del mundo

El gesto de sorpresa ante el fenómeno de la existencia tiene muchas formas ¿Entre tantas opciones por qué un genio de provincias eligió la i...